Dossier: Louis Althusser - Dialéktica

tramos con el problema de que los teóricos analizados por Althusser, son
aquellos que definen la política en función del Estado. Y recordemos que
definir la politica en función del estado era un pecado de juventud de Marx,
una vez hecho el corte epistemológico no debería haber una recurrencia a
asociar política y estado. Sin embargo algo de esto aparece en las ambigüedades
en las que cae Althusser en su texto «El marxismo como teoría finita»,
en donde se habla de la «desinstrumentalización de la idea de dictadura
del proletariado». Siendo más específicos, Althusser sostiene que de la misma
forma en que Tales abrió paso a la filosofía platónica y que Galileo fue
necesario para la aparición de la filosofía cartesiana, Marx comenzó a trazar
el camino de la filosofía marxista o materialismo dialéctico, que para
Althusser debe ser continuado a partir de la obra de Lenin y Mao. Ahora
bien, son justamente estos últimos quienes definen la política en función de
la toma del poder del estado.
Epílogo
Si el objetivo inicial era mostrar las vigas conceptuales del pensamiento
althusseriano en la etapa de escritura de «El marxismo como teoria finita»
debemos admitir que una de las apuestas que nos proponía el texto era la
de renunciar a la pretensión totalizante de la teoría. El «teatro teórico»
althusseriano se reveló y aún se revela como absolutamente permeable a
las exigencias de la práctica al punto que sugerimos que la propia lucha
político-teórica de la época le impidió apreciar posibilidades materialistas
en el joven Marx. Incluso el hecho de que no repare en reivindicar a
Lenin y Mao al tiempo que abomina de la política ligada al estado sólo
parece confirmar que un marxismo como teoría finita no puede resolver
«en el cielo de la teoría» lo que permanece sin resolverse en las lides prácticas.
Superar el estado de cosas actual en términos prácticos y no sujetar
la realidad a un ideal parece seguir siendo una consigna vigente. De todas
formas, y siguiendo nuevamente a Balibar, es necesario aclarar que de la
misma manera que no existe una «teoría pura», es decir, una teoría ajena a
toda ideología, tampoco es posible hablar de una «práctica pura» no afectada
por la anterior. Aceptar que la práctica transforme a la ideología, no
significa afirmar que la primera no se encuentre tamizada por la última, ya
que de sostenerse lo contrario la misma idea de obstáculo epistemológico
carecería de sentido en relación a la práctica política. En este sentido, el
mismo acontecer del proceso en la carrera de historia es un claro ejemplo de
que la distinción entre práctica e ideología no puede ser sostenida.
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