Muerte en amor es la ausencia - voz y verso

Anunciata, integrada por los alumnos más adelantados Se dice que en su juventud fue
actor cómico 12 .
Tras cuatro años en el Colegio Imperial, la formación del joven Zamora exigía
su traslado al complutense Colegio Mayor de San Ildefonso. Su fecha de ingreso en
dicho colegio fue el 31 de octubre de 1680. Así se describe a Antonio de Zamora en la
autorización de asistencia a los cursos: «Don Antonio de Zamora, natural de Madrid, de
la diócesis de Toledo, edad de quince a diez y seis años, color del rostro algo blanco, el
cabello castaño obscuro, pasa hábil a oír facultad» 13 . Atiéndase el tratamiento de don
con sólo quince años. En esta institución, el joven de poca estatura, constitución endeble
y algo enfermizo (rasgos que lo acompañarán hasta la muerte) pasó los tres siguientes
años, aunque no haya constancia de que se examinara. Tanto el Colegio Imperial como
el Colegio Mayor de San Ildefonso le hicieron descubrir sus inquietudes por el
conocimiento, la filosofía, la literatura y le permitieron descubrir la tentación de crear,
tan necesaria. El ambiente universitario destapó el genio en potencia que sería, a la vez
que prepararlo para desempeñar el futuro cargo en el Consejo de Indias, puesto que este
tipo de trabajo se heredaba de padres a hijos. Y, efectivamente, así fue cuando en 1684
don Antonio de Zamora, que apenas contaba 19 años, ingresó en el Consejo de Indias al
tiempo que su padre ascendía a oficial segundo. Esta fecha será clave para el
dramaturgo, pues su incorporación a la Administración Real, además de las amistades
de su padre, le abrieron el camino para su reconocimiento público en las élites
intelectuales y todo tipo de tertulias de aquella época. En su presentación en sociedad
también tuvo mucho que ver la figura de Pedro de Arce, uno de los regidores de la
ciudad. Actuó como mecenas de académicos y artistas en Madrid, entre los que se
encontraba Antonio de Zamora como uno de sus predilectos.
Así pues, en 1685 intervino por primera vez -que se tenga constancia- en las
academias un joven y talentoso Antonio de Zamora que empezaba a encontrar el lugar
deseado en la sociedad madrileña. Durante toda su vida estará presente en varias
academias, como la de Madrid o Valencia, presidiendo ya en el siglo XVIII varias de
ellas. Desde el primer momento, impresionó su ingenio y su ambición, en cuanto que
12 LA BARRERA Y LEIRADO, Catálogo bibliográfico y biográfico, pág. 502.
13 Madrid, Archivo Histórico Nacional: Universidades, legajo 508/2.
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