Muerte en amor es la ausencia - voz y verso

Aristeo se ve en una complicada disyuntiva entre continuar o desfallecer por la
imposibilidad del esfuerzo humano ante los caprichos de la fortuna:
En fin, estrella inconstante,
en buen paraje me has puesto,
pues perdido, (¡ay infelice!),
el retrato, en vano puedo
atreverme a nada o nunca
tratado mi casamiento
con Feriadna lugar
diese a venir encubierto
a Troya, por si podía,
sin canje de prisioneros,
conseguir su libertad
o nunca, ¿mas dónde, cielos,
va el discurso tropezando
en montes de pensamientos?
¡Ay de mí una y muchas veces!
~ 47 ~
vv. 1346-1360
Aristeo, casi vencido, se siente víctima de los caprichos de los cielos –“estrella
inconstante”. Además, Atamas que ha conseguido el retrato por intervención del pícaro
Licas, le suplantará la identidad y casi estará a punto de conseguir el amor de Feriadna.
El disfraz, ese elemento tan utilizado en el teatro del Siglo de Oro, reflejo de fragilidad
de la verdad y la fuerza de los embustes, causará estragos en esta historia. Atamas
recurrirá a él para no desvelar sus intenciones 50 y, de ese modo, no encontrarse muchas
dificultades. Su ardid es que si no saben quién realmente es, no pueden aparecer muchos
impedimentos para conseguir, al fin, su objetivo. Y casi está a punto de conseguirlo.
Aristeo, por el contrario, nada contra corriente. Pero su fe ciega en Feridna y su
amor por ella lo empujará a seguir y a no dejarse vencer, hasta que consiga aquello por
50 Atamas se hará pasar por Anteo, rey de Epiro, ante Troe y por Aristeo ante Feriadna.