Muerte en amor es la ausencia - voz y verso

1.4. EL ECLIPSE DE UNA ÉPOCA Y DE UNA VIDA (1718-1727)
Todos esos rápidos y violentos acontecimientos –el apartamiento de la Corte y el
turbio gobierno dirigido por la Reina y la corrupción en general- hicieron mella en el
dramaturgo madrileño, ya de por sí débil y enfermizo. Antonio de Zamora se sentía
verdaderamente enfermo y cansado; así lo confesó en un poema laudatorio que escribió
en 1715 por la muerte de la duquesa de Aveiro, viuda del duque de Arcos:
Por eso mi dolor, quizá el postrero,
tomó la pluma, a fin de que conozcan
que si otros cual criado le prefieren,
todos como mayor le desahogan. 32
La sensación de la muerte próxima y la entrada edad le hicieron plantearse la
posibilidad de matrimonio con la noble Inés de San Martín y Lugones. Y así fue al
menos desde 1714 (aunque no se inscribiera el enlace hasta 1723). La condición social
de la cónyuge fue el detonante para que personajes cercanas a la Corte empezaran a
atacar al autor, acusando el enlace de mejora social, puesto que la mujer pertenecía a la
nobleza. No se conserva el nombre completo de su esposa. Así su hijastro, Felipe de
Medrano, lo defendía de tales acusaciones en 1744:
El acrisolado timbre de tu nobleza es (difunto venerado) tan conocido en Castilla, y
por legítima posesión de tus apellidos, tan propios de tu persona, que solo podrá
disputártela quien todo lo niega, y negártela quien no tenga nobleza alguna, pues no
hay prueba que más convenza una extracción humilde y baja que el vil empeño de
morder a quien meció ilustre cuna. Pero por más que se esfuercen a empinar su
estatura pigmea nunca llegarán, ni aun con el asquerosos vaho de la envidia a
empañar el terso candor de tu generosa alcuña, logrando este situarte a distancia tan
inmensa que no pueden rateros labios hacer impresión sensible en tal encumbrada
cima 33
32 Métrico y conciso manifiesto en que con doloridas reverentes cláusulas, grita al mundo su fama
póstuma, las nunca bien aplaudidas virtudes de la excelentísima señora doña María de Lencaster [sic.] y
Cárdenas, duquesa de Aveiro y Maqueda, y hoy da a la prensa más la buena ley que el numeroso canto
de su más humilde criado don Antonio de Zamora, s. l., s. i., s. a., pág. 2.
33 Felipe de MEDRANO, “Venerado difunto mío”, en Comedias de Antonio de Zamora, gentilhombre
que fue de la casa de su majestad y su oficial de la Secretaría de Indias, parte de Nueva España. Tomo
Primero, Madrid, Joaquín Sánchez, 1744, [i-vi, v].
~ 25 ~