Muerte en amor es la ausencia - voz y verso

dedicada la representación, no esté separado del espectáculo, pues la fiesta cantada es
una celebración para su persona. Esta disposición del público cortesano y del monarca
acentúa el carácter de ostentación y celebridad de las fiestas reales, como son los
dramas mitológicos.
La espectacularidad del conjunto de la obra era primordial y característica
fundamental de su concepción. Si se quería mostrar unas historias de dioses mitológicos
para los dioses en la tierra –que eran los reyes– era preciso que no se escatimara en
recursos a fin de conseguir un espectáculo acorde con el estatus de las personalidades
para las que se escribía. Y es aquí cuando es necesaria la fusión de las tres artes más
importantes de la época: la poesía, la música y la pintura. «A la riqueza plástica de una
puesta en escena muy lujosa, en la que destacaban los numerosos cambios escénicos
(mutaciones) se unía la belleza y sonoridad de los textos, resaltados por el abundante
uso de la música» 60 . Antonio de Zamora en Muerte en amor es la ausencia, como fiesta
cantada que es, potenció esa comunión armoniosa y sensorial con la espectacularidad
para que después el maestro de música, Sebastián Durón, y el escenógrafo acabaran de
completar con sus respectivas artes la totalidad espectacular de la fiesta real.
El ingeniero encargado de la construcción de todo el aparato escénico y pictórico
es una incógnita. Lo único que se sabe, por las cartas de Ludovico Incontri, es que «il
nuovo ingegnere» había llegado «di Napoli» 61 . No es de extrañar, por supuesto, que los
ingenieros fueran italianos, pues, precisamente, no solamente la escenografía, sino
también la música que se afianzará en las representaciones cortesanas de España
provendrá de Italia. Y aún menos que fuera napolitano, puesto que el Reino de Nápoles
y Sicilia pertenecía a la Corona Aragonesa, parte del Reino de España. Así pues,
Alejandra Ulla considera como posibles ingenieros –basándose en las fechas de estancia
en nuestro país– a los pintores Andrea Belvedere y Mattia Preti, rechazando la opción
de que fuera Luca Giordano por no coincidir con la fecha mostrada por los embajadores.
No obstante, los dos únicos nacidos en Nápoles fueron Belvedere y Giordano, aunque
bien es cierto que Preti nació en la zona de la Calabria, al sur de Italia, pertenecía
también al Reino de Nápoles. Los dos primeros sí estuvieron una larga época viviendo
60 FLÓREZ, Música teatral en el Madrid…, pág. 226.
61 ULLA LORENZO, “Sobre el estreno…”, pág. 150.
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