Muerte en amor es la ausencia - voz y verso

aristocrática. El aún valido del rey y gentilhombre de la Cámara de la Reina, se negó en
rotundo al duelo alegando su posición de máximo ministro del gobierno y el alboroto
social que significaría el duelo. Pero es más posible –conociendo sus actitud y
personalidad–, que rehusara el reto por pura cobardía. El caso es que:
se habló muchísimo del asunto en todas partes, como es de suponer, y preocupó al Rey
sobre lo que merecía, mas vino a producir al pronto un resultado que no entraba en el
cálculo de los que prepararon las escenas: el Soberano ordenó a su Ministro que
habitase en Palacio, en uno de los departamentos destinados a los Infantes, acrecentando
el prestigio del valido la notoriedad de la Real protección 99 .
Así lo cuenta Cesáreo Fernández Duro en la biografía del último Almirante de
Castilla, algo idealizada y fanática. La protección real se le acabó cuando lo que se
inició como un asunto personal pasó a dominio público y los numerosos detractores de
Enríquez de Cabrera presionaron al rey –fuerza también ejercían las fiestas reales y las
comedias– para que poco a poco, éste lo fuera apartando del gobierno y del poder. Así
fue.
Pero una duda atañe a este asunto del duelo. Según Rafael Martín Martínez, tal
incidente sucedió en agosto de 1697 100 , pero Cesáreo Fernández Duro pone como fecha
diciembre del mismo año, mostrando como prueba las cartas que se enviaron los
afectados el 7 y 9 de diciembre 101 . La datación de las cartas es innegable. Así pues,
tanto el escándalo público como la pérdida definitiva de poder por parte del almirante de
Castilla son posteriores a la escritura de Muerte en amor es la ausencia. Esto significa
que aunque la obra alabe la figura del rey como buen guía y justo gobernador aun las
trabas que el destino o la voluntad divina le pone en el camino, que podría llevar a una
comparación con Carlos II, cuando se escribió y se estrenó la obra ante Sus Majestades,
Juan Tomás Enríquez de Cabrera seguía estando en una posición muy influyente, pero
debía haber comenzado a perder la simpatía de la Corte –no así de la pareja real– del
resto de la caterva gubernamental y de la alta nobleza. Esto lo delata el drama
mitológico Muerte en amor es la ausencia.
99 FERNÁNDEZ DURO, El último Almirante…, pág. 52.
100 MARTÍN MARTÍNEZ, “Circunstancias relevantes …”, pág.19.
101
FERNÁNDEZ DURO, El último Almirante…, pág. 129-131.
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