Muerte en amor es la ausencia - voz y verso

política muy bien camuflada. La habilidad de tratar el tema político desde una
perspectiva ambigua, sin connotaciones directas y que lo delatarían será uno de los
rasgos que caracterizarán sus creaciones teatrales. Así por ejemplo, en la celebración de
sesentaiunavo cumpleaños de Mariana de Austria, madre del Carlos II, el 22 de
diciembre de 1695, se estrena la comedia Castigando premia amor por las compañías
de Andrea de Salazar y Carlos Vallejo en el salón del Palacio de El Pardo. Fue
presentada con el pseudónimo de Nicolás Carnero por la temática de la obra, que pedía
al monarca una mayor claridad en la forma de gobernar; denunciaba los abusos que
cometía con el pueblo, entre otros, el almirante de Castilla, Juan Tomás Enríquez de
Cabrera -protegido de la reina-; y la aceptación de ayuda por parte de los sirvientes a su
Majestad.
Al año de ese cumpleaños, la Reina Madre, doña Mariana de Austria, muere a
causa de un cáncer de pecho la noche del 16 de mayo 1696, cuando, casualmente, más
visible se hacía el eclipse de luna aquella noche. A este triste acontecimiento, el
Ayuntamiento de Madrid le encargó a Antonio de Zamora la composición de lo que
serían los Jeroglíficos para el túmulo de la reina madre doña Mariana, en las exequias
que se celebraron el 19 de mayo en el convento de Santo Domingo el Real de Toledo.
Pero una de las obras cumbres del teatro de Antonio de Zamora aparecerá en
1697. La comedia de figurón El hechizado por la fuerza, que se representó por primera
vez el 26 de mayo del mismo año en el Buen Retiro ante Carlos II y Mariana de
Neoburgo, obtendrá un éxito rotundo desde la primera función. Uncida al estilo del
teatro con mensaje satírico-cómico de Molière, es una de las más recordadas y
representadas de nuestro dramaturgo y del teatro de finales del siglo XVII y gran parte
del XVIII. Al contrario que lo ocurrido a su antecesor, Francisco de Bances Candamo,
esta obra fue bien vista por el rey. En eso es primordial el estilo de Zamora al tratar la
superstición del “hechizo” del rey, pues lo que a primera vista es una injuria directa al
soberano, está admirablemente bien mimetizado bajo el figurón don Claudio, «asediado
por brujerías y supersticiones como consecuencia de su negativa a casarse» 23 . El curioso
éxito de Zamora contrasta con el destierro de Bances Candamo al tratar el tema del
23 MARTÍN MARTÍNEZ, Antonio de Zamora. Teatro breve…, pág. 13.
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