Muerte en amor es la ausencia - voz y verso

En conclusión, Muerte en amor es la ausencia es el regalo –más regalo que
encargo– del dramaturgo Antonio de Zamora a Carlos II por su cumpleaños y por haber
cambiado su actitud pasiva ante los abusos de Juan Tomás Enríquez de Cabrera. Es una
delicada y brillante fiesta cantada de los últimos coletazos del mejor barroco que
mantiene el altísimo nivel dramático del teatro español desde la muerte de Calderón. Es
la recreación de un mundo antiguo a la vez que fantástico que lleva al extremo, nunca
sin pasarse, todo el universo sensitivo, estético y filosófico del siglo XVII y pone a
prueba los espíritus nobles y profundos con una muestra de la mejor poesía, heredera de
Góngora y Calderón, la agitación armoniosa de la mejor música barroca del maestro
Sebastián Durón y la más espectacular escenografía italiana. Es por eso que merecía ser
rescatada del olvido, pues la cultura y la literatura nunca mueren ni podrán morir
mientras hayan existido. Y, cosa muy importante, no solamente estudiada, sino, como
drama mitológico que es, debe estar vista, tratada, leída y recreada desde una
perspectiva interdisciplinaria. Esta debe ser la única forma fiel de recuperar lo que
fueron las fiestas reales: el espectáculo artístico en España más grande del siglo XVII y
parte del XVIII.
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