Muerte en amor es la ausencia - voz y verso

eve cuatro» 75 . A demás, los elementos escénicos como es el pavón de Juno en el
jardín crean un ambiente idílico de un lirismo y una pasión muy elevados.
Donde se concentra, sin duda, la gran mayoría de la música es, tanto en calidad
como en cantidad, en la tercera jornada. El mismo comienzo de jornada es
impresionante y no solamente por la música, sino también por la poesía y la
escenografía. Verdaderamente será esta tercera jornada cuando el peso de la
dramaturgia en su conjunto sorprenda al público y más se haga notorio la ostentación y
la fantasía propias de los dramas mitológicos y todo el teatro palaciego en general. La
Aurora, personaje alegórico, «atraviesa el teatro, poco a poco […] sobre una estrella
transparente de cuyos rayos salen tocas y bandas de flores que, en pasando la estrella, se
recogen unas y otras» (Acot. 1882). La tramoyística empezará a preparar el camino para
la apoteosis escenográfica del final de la obra, la trama y la poesía también irán
ascendiendo líricamente más y más hasta llegar a la catarsis final del drama mitológico.
Igual ocurre con la música. Es más, puede considerarse este inicio de la tercera
jornada como inicio de la catarsis ascendente general de la obra. Los violines y clarines
pondrán el sonido propicio para esa escena de fantasía total en que Aurora cantará los
tonos “Pues el alba despierta” y “Perlas por lágrima llore”, de una gran belleza. El
dinamismo, la expresividad y la descripción rondarán todas las escenas musicadas (con
13 tonos) hasta llegar al momento del recitado “Amado hijo Mercurio”, donde Júpiter
pide ayuda a Mercurio y a Marte para solucionar el tema de la “traición” de Tidoris.
Musicalmente hablando, son unas escenas riquísimas e importantes, pues precisamente
este tono es recitado por Júpiter, forma de canto italianizante que, como la aria, poco a
poco se irá introduciendo en el panorama del teatro musical hispano. La reina Mariana y
Sebastián Durón tendrán mucha responsabilidad en esa italianización musical. Después
de este tono, seguirán “Ya sobre la verde espalda”, “Ocultamente adoraste” y “Yo lo
diré, que en competencia”, tonos que corresponden a la misma escena entre los
comentados dioses más la aparición deus ex machina de Apolo. Haciendo honor al
estatus de dioses y a las convenciones musicales de la época, estos tonos están pensados
para ser acompañados por violines. Siguiendo solamente la música el público puede
comprender y entender la evolución de la escena misma, pues se pasa del tono de ayuda
75 Ibíd., pág. 9.
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