Muerte en amor es la ausencia - voz y verso

a disuadir la altivez…
(Canta) MARTE Ya en el veloz hipogrifo,
que guerreador palafrén
con alas por herraduras
calza de plumas el pie… 2510
(Canta) MERCURIO …vengo a saber qué me quieras,
pues no es la primera vez
que al batallón de la ciencia
pide socorro el poder…
2507 hipogrifo: criatura fantástica, inventada por Ludovico Ariosto para su libro Orlando Furioso
(1532), inspirándose en otras criaturas de la mitológicas clásica como el hippalectryon (parte anterior de
caballo y posterior de gallo) o el grifo (parte anterior de águila y posterior de león). El hipogrifo tenía la
parte anterior del cuerpo de águila y la parte posterior del cuerpo de yegua. Por lo tanto, el hipogrifo
como tal no pertenece a la mitología clásica, como sí el caballo alado o Pegaso. Parece ser que en la
época de Antonio de Zamora no se discernía bien esta diferencia, pues al “caballo alado” que cabalga
Marte lo llama indistintamente hipogrifo. Este fragmento recuerda al comienzo de la Vida es sueño
(1636) de Pedro Calderón de la Barca, donde Rosaura también atiende a las dos composiciones opuestas
del fantástico animal. Es precisamente por eso que, como Calderón, Antonio de Zamora no sólo nombra
el caballo, sino criaturas que van mucho más allá en cuanto a significación: sólo Marte, dios de la guerra,
podría llevar como montura un hipogrifo, pues este simboliza la violencia de las naturalezas opuestas que
conforman su cuerpo (águila-cazador y yegua-presa) y esta criatura es extremadamente agresiva con el
que la importuna (carácter guerrero).
2508 palafrén: caballo manso que solían montar las damas, los reyes, los príncipes o incluso el
criado de un jinete o un caballero. Es decir, que en general no era un caballo con las condiciones perfectas
para la lid y el combate. Aun así, Antonio de Zamora lo utiliza como sinónimo de caballo (del corcel de
Marte) sin precisar esta vez mucho en el significado, como hace con el término hipogrifo.
2514 Mercurio se refiere, entre otros muchos acontecimientos en que la ciencia y el ingenio han
logrado la victoria en el campo militar, al episodio del caballo de Troya por parte de Ulises, Aquiles y los
demás griegos, aunque la caída de Troya sea posterior a la hipotética época en que transcurren los sucesos
de esta obra. Referente a la influencia y virtud del planeta Mercurio, en la Segunda parte del teatro de
dioses de la genialidad (véase nota 2484-2485) se nos muestra que «Pontano dice que los hombres que
fueren de naturaleza de Mercurio, serán de buen ingenio, y de gran inventiva para sacar a luz cosas
ingeniosas, son inclinados a todas ciencias» (Teatro de dioses, pág. 8). Indudablemente, en este concepto
también hay una influencia notable de la tradición hermética. Le debe su nombre a Hermes Trismegisto
(Hermes “tres veces triunfador”, en griego) y, en origen, su voluntad fue la de una sistematización
filosófica de las doctrinas religiosas y místicas de la cultura tardo-egipcia, con una gran influencia de las
ciencias ocultas o el esoterismo. Conciben la realidad como la unión de la triada “primero Dios, segundo
el cosmos, tercero el hombre”. Con el tiempo, la tradición hermética estrecharía distancias con el
neoplatonismo y el cristianismo primitivo. Por consiguiente, tiene una concepción de universo viviente y
muestra una exaltación del espíritu humano y, por consiguiente, del ingenio humano para superar
situaciones adversas (pero sin ecos de racionalismo).
~ 242 ~