Muerte en amor es la ausencia - voz y verso

está muy claro aún si Muerte en amor es la ausencia es la primera colaboración entre
estos dos genios. Puede ser que, la que es considerada la primera pieza poético-musical
del madrileño, sea la zarzuela Apolo y Dafne, estrenada el 19 de abril de 1690 ante Sus
Majestades. Luis Iglesias de Souza confirma la autoría de Zamora y, además, añade los
nombres de Sebastián Durón y Juan Navas, hijo, como compositores de la música de la
pieza 66 . Lástima que aún no se haya encontrado el libreto de esta obra. Volviendo a la
festividad de 1697, lo que es seguro es que Muerte en amor es la ausencia es la primera
colaboración exclusiva entre ambos para la festividad del cumpleaños del Rey, ya
ambos como músico y dramaturgo oficiales de la corte, respectivamente. Es la primera
de muchas, una pieza importantísima, así como clave para el desarrollo artístico de cada
uno y para su renombre en la corte. A partir de ese año (muy especialmente los tres años
que viviría Carlos II) Zamora y Durón irán ganándose un lugar aún más privilegiado si
cabe, no solamente en la corte, sino en la élite artística del reino y comenzarán a ser
considerados maestros por las generaciones que les habrían de suceder. Lástima que,
por la parte de Durón, su posicionamiento político pro-austríaco le hará exiliarse y, de
alguna manera, su carrera musical se vio truncada mucho antes de lo que debiera. Pero
en ese, relativo, breve espacio de tiempo en la corte ya se labró la figura de músico y
compositor excelente tanto como novedoso, siendo uno de los primeros introductores de
la música italiana barroca en España.
Como se ha dicho, a la fuerza de la preciosa, labrada y conceptual poesía y la
expresividad de las palabras que los actores deberán conseguir se le suma la delicado y
espectacular poder del elemento escénico. Pero en la expresividad profunda de la poesía
juega un papel fundamental la música y el canto. Y en ese aspecto el maestro Sebastián
Durón se entregó plenamente para, siguiendo el texto, lograr componer el sentimiento y
la esencia del drama mitológico en música; contar la misma historia en música.
Músico oficial de la corte por aquél entonces y amigo de Zamora, Durón
compuso toda la música del drama mitológico, además de una sinfonía, la música para
una loa, un baile y un fin de fiesta. La música de estas cuatro piezas se han perdido.
Solamente conservamos la parte del acompañamiento. Con un estilo muy influido por la
mejor música italiana de la época, Durón eleva la obra a un nivel casi divino que la
música y el canto otorgan a la poesía –nunca mejor dicho tratándose de un drama
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Luis IGLESIAS DE SOUZA, Teatro lírico español. Vol. I, A Coruña, Diputación, 1991, pág. 318.
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