Muerte en amor es la ausencia - voz y verso

Juno es la celosa por antonomasia de la mitología clásica. Razones tiene para serlo.
Arde en cólera cuando se entera de los deseos de Júpiter. Pero lo que sobre pasa la
lógica son sus ansias de venganza, no contra su marido, sino contra Tidoris, que nada ha
hecho.
Como en otros muchos episodios mitológicos, Juno siempre arremete contra la
persona de la que se ha encaprichado su marido. Esta vez odiará terriblemente a Tidoris.
Espiando sus movimientos, Juno descubrirá el amor de ella con Ganimedes. Esto le
permitirá vengarse a la vez de Tidoris y de Júpiter. Es por eso que será ella, de forma
satírica y con la más mala intención del Olimpo, la que le contará a Júpiter el engaño de
Tidoris al que ha sido víctima. Nada tiene contra Ganimedes, pero como sabe que su
marido no podrá pasar por alto este insulto y esa traición, delata a los jóvenes amantes
para ver morir de celos a aquél que siempre se los provocaba y, así, tomarse su propia
venganza. Una diosa de su categoría no puede verse humillada de esa forma por la
truhanería de su esposo. Es por eso que la venganza de Juno podría considerarse
también una restitución de la honra.
Como hemos visto, pocas cualidades tienen los dos dioses para ser considerados
divinos. Los celos, las ansias de venganza, el poco temple que tienen, la
irresponsabilidad y el dominio que de ellos tienen las pasiones y los malos
pensamientos hacen de ellos personajes no muy modélicos. Por supuesto no hay amor
en ellos, no puede haberlo. Las ansias producidas por la pasión y el capricho de Júpiter
no pueden ser consideradas como amor. Es únicamente un tipo de pasión carnal que se
asemeja al del amor cortés medieval. En Juno igual; no se encontrará amor alguno en
sus palabras, pues los celos que tiene son producidos no por amar a Júpiter sino por
sentir que le están arrebatando una posesión o título –esposa de Júpiter– que es suyo.
En cambio sí es amor el de Ganimedes y Tidoris, y un amor divino y redentor, un amor
neoplatónico.
Poco tienen que ver con las acciones ni los sentimientos de Júpiter y Juno. Es
más, Troe tiene más cualidades divinas –cristianamente hablando– que Júpiter y Juno.
Y aquí está la clave de la interpretación y el análisis de los dioses. Son dioses paganos,
no cristianos, lo que hace que no puedan ni deban actuar ni ser como la divinidad
cristiana. Para modelo de buena persona cristiana está Troe, el rey. Pero lo que sí es
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