V O L U M E N I V
C a p í t u l o I P Es todo el consejo que nosotros dos hemos compartido, las horas que hemos pasado, mientras ahuyentábamos el para separarnos. —¡Oh! ¿Todo se ha olvidado Y ¿rasgarás en dos nuestro antiguo amor EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO or la tar<strong>de</strong>, cuando Emily fue informada por fin <strong>de</strong> que el con<strong>de</strong> De Villefort <strong>de</strong>seaba verla, supuso que Valancourt estaba abajo, y, tratando <strong>de</strong> asumir la compostura y dominar el ánimo, se levantó y salió <strong>de</strong> la habitación; pero, al llegar a la puerta <strong>de</strong> la biblioteca, don<strong>de</strong> se imaginaba que estaba, su emoción volvió con tal energía que regresó al vestíbulo, don<strong>de</strong> permaneció durante mucho tiempo, incapaz <strong>de</strong> dominar su agitación. Cuando lo logró, encontró en la biblioteca a Valancourt, sentado con el con<strong>de</strong>, y ambos se pusieron en pie a su llegada; pero no se atrevió a mirar a Valancourt, y el con<strong>de</strong>, tras conducirla a una silla, se retiró <strong>de</strong> inmediato. Emily permaneció con <strong>los</strong> ojos fijos en el suelo, con tal agitación en su corazón que no pudo hablar y respiraba con dificultad; Valancourt se sentó en una silla a su lado, y suspirando profundamente, continuó silencioso. Al levantar la mirada, pudo advertir las violentas emociones <strong>de</strong> que era presa. Por fin, con voz trémula, dijo: —He solicitado verte para po<strong>de</strong>r liberarme <strong>de</strong> la tortura <strong>de</strong> la inquietud que tu comportamiento me ha ocasionado, y que las indicaciones que acabo <strong>de</strong> recibir <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> explican en parte. Me doy cuenta <strong>de</strong> que tengo enemigos que envidian mi felicidad y que se han ocupado activamente en buscar la manera <strong>de</strong> <strong>de</strong>struirla. Me doy cuenta, también, <strong>de</strong> que el tiempo y la ausencia han <strong>de</strong>bilitado el afecto que una vez sentiste por mí y que ahora pue<strong>de</strong>s ser fácilmente conducida a olvidarme. —Sus últimas palabras fueron balbuceantes, y Emily, más incapaz <strong>de</strong> hablar que antes, continuó silenciosa—. ¡Oh, qué extraño encuentro! —exclamó Valancourt, levantándose y recorriendo la habitación con pasos presurosos—. ¡Qué encuentro <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tan larga separación! —Se sentó <strong>de</strong> nuevo, y tras un momento <strong>de</strong> duda añadió en torno firme pero <strong>de</strong>sesperado—: Es <strong>de</strong>masiado, ¡no puedo soportarlo! Emily, ¿no piensas hablarme Se cubrió el rostro con la mano, como para ocultar la emoción, y cogió la <strong>de</strong> Emily, que ella no retiró. No pudo contener sus lágrimas y cuando Valancourt levantó la mirada y comprobó que estaba llorando, recobró toda la ternura y cruzó por su mente un rayo <strong>de</strong> esperanza, ya que exclamó: —¡Oh! ¡Sientes compasión por mí! ¡Entonces, me amas! ¡Si sigues siendo mi Emily, <strong>de</strong>ja que esas lágrimas me lo hagan creer, que es eso lo que me dicen! Emily hizo entonces un esfuerzo para recobrar la firmeza y se las secó rápidamente. —Sí—dijo—, te tengo lástima, y lloro por ti, pero, ¿lo hago con afecto Debes recordar que ayer por la tar<strong>de</strong> te dije que aún tenía confianza en tu candor para creer que cuando te pidiera una explicación a tus palabras, me la darías. Esa explicación ya no es necesaria, las entiendo <strong>de</strong>masiado bien; pero pruébame, al menos, que tu inocencia se merece la confianza que puse en ella, cuando te pregunté si eras consciente <strong>de</strong> ser el mismo Valancourt digno <strong>de</strong> estima al que amé en otro tiempo. —¡En otro tiempo! —gritó él—. ¡El mismo! —Se <strong>de</strong>tuvo lleno <strong>de</strong> emoción y añadió <strong>de</strong>spués con voz solemne y preocupado—: ¡No, no soy el mismo! ¡Estoy perdido, ya no soy digno <strong>de</strong> ti! Volvió a ocultar el rostro. Emily estaba <strong>de</strong>masiado afectada por su confesión. para po<strong>de</strong>r replicar inmediatamente, y mientras luchaba por superar <strong>los</strong> ruegos <strong>de</strong> su propio corazón, y actuar con la firmeza <strong>de</strong>cisiva que era necesaria para su paz futura, se dio cuenta <strong>de</strong>l peligro <strong>de</strong> confiar en su <strong>de</strong>cisión en presencia <strong>de</strong> Valancourt, y <strong>de</strong>seó concluir una entrevista que torturaba a ambos. Sin embargo, cuando consi<strong>de</strong>ró que probablemente se trataba <strong>de</strong> su último encuentro, su fortaleza <strong>de</strong>sapareció <strong>de</strong> inmediato y experimentó únicamente las emociones <strong>de</strong> la ternura y la compasión. Valancourt, mientras tanto, perdido en el remordimiento y en el pesar, que no tenía po<strong>de</strong>r o voluntad para expresar, siguió sentado casi insensible a la presencia <strong>de</strong> Emily, con el rostro aún oculto y la respiración agitada por suspiros profundos. —Ahórrame la necesidad —dijo Emily, recobrando su fortaleza—, ahórrame la necesidad <strong>de</strong> mencionar <strong>los</strong> <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> tu conducta que me obligan a romper nuestra relación para siempre. Debemos separamos, te veo ahora por última vez. —¡Imposible! —exclamó Valancourt, <strong>de</strong>spertando <strong>de</strong> su profundo silencio—. ¡No pue<strong>de</strong>s pensar lo que dices! ¡No pue<strong>de</strong>s alejarme <strong>de</strong> ti para siempre! —¡Debemos separamos —repitió Emily, con énfasis—, y ha <strong>de</strong> ser para siempre! Tu conducta lo ha hecho necesario. —Ha sido la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> —dijo en tono altivo—, no la tuya, y preguntaré con qué autoridad ha interferido entre nosotros. Tras estas palabras se levantó y volvió a pasear por la habitación emocionado. —He <strong>de</strong> sacarte <strong>de</strong> tu error —dijo Emily, igualmente agitada—, es una <strong>de</strong>cisión mía, y, si reflexionas un momento sobre tu último comportamiento, te darás cuenta <strong>de</strong> que mi paz futura lo requiere. —¡Tu paz futura requiere que nos separemos para siempre! —dijo Valancourt—. ¡Nunca pensé que pudiera oírte <strong>de</strong>cir esas palabras! —Y qué poco esperaba yo que fuera necesario que las dijera —prosiguió Emily, con la voz rota por la ternura, mientras brotaban <strong>de</strong> nuevo lágrimas en sus ojos—, ¡que tú, tú, Valancourt, hubieras podido per<strong>de</strong>r mi estima! Se quedó silencioso un momento, como vencido por la conciencia <strong>de</strong> que ya no merecía su estima, tanto como por la certeza <strong>de</strong> que la había perdido y entonces, con pesar apasionado, lamentó lo criminal <strong>de</strong> su último comportamiento y la miseria a la que le había llevado, hasta que, vencido por el recuerdo <strong>de</strong>l pasado y por la convicción sobre su futuro, rompió a llorar y <strong>de</strong>jó escapar sollozos profundos y entrecortados. Emily no pudo ser testigo indiferente <strong>de</strong>l remordimiento que él había expresado y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sesperación que sufría, y si no hubiera tenido presentes todos <strong>los</strong> <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> <strong>los</strong> que le había informado el con<strong>de</strong> De Villefort y todo lo que le había dicho sobre el peligro <strong>de</strong> confiar en el arrepentimiento, formulado bajo la influencia <strong>de</strong> la pasión, tal vez habría confiado en las segurida<strong>de</strong>s que le daba su propio corazón y habría olvidado su mal comportamiento en medio <strong>de</strong> la ternura que <strong>de</strong>spertaba su arrepentimiento. Valancourt regresó junto a la silla y dijo con voz calmada: —Es cierto, ¡he perdido mi propia estima!, pero ¿podrías tú, Emily, renunciar tan pronto, tan inesperadamente, si no hubieras <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> amarme o si tu conducta no estuviera dirigida por las <strong>de</strong>cisiones, digamos... egoístas <strong>de</strong>cisiones <strong>de</strong> otra persona ¡En otro caso habrías estado dispuesta a confiar en mi reforma y no habrías podido soportar, apartándome <strong>de</strong> ti, abandonarme a la <strong>de</strong>sesperación! —Emily sollozó con fuerza—. No, Emily, no, no lo habrías hecho, si siguieras amándome. Habrías encontrado tu propia felicidad en salvar la mía. —Hay <strong>de</strong>masiadas probabilida<strong>de</strong>s contra esa esperanza —dijo Emily— para que justifiquen el que confíe a ella la tranquilidad <strong>de</strong> toda mi vida. ¿No puedo yo preguntarme también si tú <strong>de</strong>searías que hiciera eso, si realmente me amaras —¡Amarte realmente! —exclamó Valancourt—, ¿es posible que puedas dudar <strong>de</strong> mi amor Es razonable que lo hagas puesto que ves que estoy menos dispuesto a sufrir el horror <strong>de</strong> separarme <strong>de</strong> ti que el <strong>de</strong> envolverte en mi ruina. ¡Sí, Emily, estoy arruinado, irreparablemente arruinado, ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> <strong>de</strong>udas que nunca podré pagar! La mirada <strong>de</strong> Valancourt, llena <strong>de</strong> agitación, se fijó en una expresión <strong>de</strong> absoluta <strong>de</strong>sesperanza. Emily, que estaba animada a admirar su sinceridad, vio, con nueva angustia, más razones para temer la violencia <strong>de</strong> sus sentimientos y la importancia <strong>de</strong> la miseria en la que podían envolverle. Pasados unos minutos, pareció batallar contra su dolor y luchar para lograr la fortaleza que necesitaba para concluir la entrevista. —No prolongaré estos momentos —dijo— con una conversación que no pue<strong>de</strong> conducir a ningún buen propósito. ¡Valancourt, adiós! —¡No es posible que te marches! —dijo interrumpiéndola—, ¡no me <strong>de</strong>jarás así, no me abandonarás incluso antes <strong>de</strong> que pueda sugerir una posibilidad <strong>de</strong> compromiso entre el último acto <strong>de</strong> mi <strong>de</strong>sesperación y la fortaleza <strong>de</strong> mi pérdida! Emily se quedó aterrada por la dureza <strong>de</strong> su mirada y dijo con voz suave:
- Page 2 and 3:
Ann Radcliffe (1764-1823) es la esc
- Page 4:
Título original: The Mysteries of
- Page 7 and 8:
El destino encaja en estas oscuras
- Page 9 and 10:
enseñarla a rechazar el primer imp
- Page 11 and 12:
¡Pero, silencio! ¡Aquí llega el
- Page 13 and 14:
C a p í t u l o I I M Podría reve
- Page 15 and 16:
C a p í t u l o I I I S ¡Oh, cóm
- Page 17 and 18:
La conversación se vio interrumpid
- Page 19 and 20:
Consiguió detener la salida de la
- Page 21 and 22:
C a p í t u l o V S Mientras en el
- Page 23 and 24:
C a p í t u l o V I P ¡No me inte
- Page 25 and 26:
Sin embargo, no se detuvo y avanzó
- Page 27 and 28:
C a p í t u l o V I I E Deja que a
- Page 29 and 30:
—Lo repito —dijo—, no tratar
- Page 31 and 32:
próxima al mismo. Emily comprendi
- Page 33 and 34:
cae alrededor silencioso y sobre el
- Page 35 and 36:
C a p í t u l o X A ¿Pueden ocurr
- Page 37 and 38:
será realmente tan difícil, lamen
- Page 39 and 40:
C a p í t u l o X I I L Un poder i
- Page 41 and 42:
Madame Cheron tuvo una larga conver
- Page 43 and 44:
preguntó con los ojos si podía ex
- Page 45 and 46:
—He dejado el asunto enteramente
- Page 47 and 48:
Con un candor que probaba cuál era
- Page 49 and 50:
V O L U M E N I I
- Page 51 and 52:
El fatigado viajero que, toda la no
- Page 53 and 54:
C a p í t u l o I I Titania: Si pa
- Page 55 and 56:
Abajo, a mil brazas de profundidad,
- Page 57 and 58:
C a p í t u l o I I I M Es un gran
- Page 59 and 60:
nuestros pensamientos, así Emily,
- Page 61 and 62:
—Bueno —prosiguió Montoni—,
- Page 63 and 64:
que, mientras vigilaba cómo se reu
- Page 65 and 66:
C a p í t u l o I V E Y la pobre D
- Page 67 and 68:
C a p í t u l o V E ¡Oscuro poder
- Page 69 and 70:
manera de calentarse, aunque se hub
- Page 71 and 72:
castillo para hacer compañía al v
- Page 73 and 74:
inaccesibles. Mientras estaba apoya
- Page 75 and 76:
Al abrir la puerta oyó voces, y po
- Page 77 and 78:
La vehemencia con que lo dijo supus
- Page 79 and 80:
C a p í t u l o V I I De lenguas a
- Page 81 and 82:
mantuvo silenciosa, mientras madame
- Page 83 and 84:
—Perdonadme, signor —dijo—, n
- Page 85 and 86:
C a p í t u l o I X D La imagen de
- Page 87 and 88:
—Me temo que pronto verás cumpli
- Page 89 and 90:
C a p í t u l o X A ¿Y no reposar
- Page 91 and 92:
Así transcurrieron las horas en so
- Page 93 and 94: C a p í t u l o X I E ¿Quién alz
- Page 95 and 96: C a p í t u l o X I A Entonces, oh
- Page 97 and 98: consideró además el aspecto salva
- Page 99 and 100: C a p í t u l o I E Os aconsejaré
- Page 101 and 102: sobre ella la inmediata venganza de
- Page 103 and 104: apartada del sueño fantasioso en q
- Page 105 and 106: de madame Montoni. Montoni, por fin
- Page 107 and 108: —Cuando os dejé, señora —repl
- Page 109 and 110: Cuando Emily comprendió que todos
- Page 111 and 112: en su cabeza como el efecto de un r
- Page 113 and 114: C a p í t u l o V I P ...si pudié
- Page 115 and 116: grupo de soldados a entrar en el ca
- Page 117 and 118: Según avanzaban lentamente se sorp
- Page 119 and 120: Prefiriendo la soledad de su cuarto
- Page 121 and 122: C a p í t u l o V I I I V Mi lengu
- Page 123 and 124: conciencia de que no debía ir a su
- Page 125 and 126: C a p í t u l o I X V Así, en el
- Page 127 and 128: Emily le siguió temblando más aú
- Page 129 and 130: —Así es, señor —replicó Emil
- Page 131 and 132: Tras conversar unos minutos con la
- Page 133 and 134: mi vida, le veré salir. ¡Oh!, ¿c
- Page 135 and 136: sobre enramadas y fuentes, valles y
- Page 137 and 138: temblorosa de ansiedad. A los pocos
- Page 139 and 140: Dorothée movió la cabeza, y Emily
- Page 141 and 142: contrario tendría menos escrúpulo
- Page 143: —Sería una intención cruel el q
- Page 147 and 148: C a p í t u l o I I V Vamos, llora
- Page 149 and 150: Emily, al aproximarse los sonidos,
- Page 151 and 152: En la habitación había muchos rec
- Page 153 and 154: Entonces, según voy por la ilusió
- Page 155 and 156: C a p í t u l o V I E ¡Vosotros.
- Page 157 and 158: —No os puedo informar de eso —d
- Page 159 and 160: eran famosos en Provenza. La bellez
- Page 161 and 162: C a p í t u l o V I I I E Seas un
- Page 163 and 164: creéis que merece la pena, venid a
- Page 165 and 166: Controló sus pensamientos, pero no
- Page 167 and 168: C a p í t u l o X I A ¡Ah, felice
- Page 169 and 170: De la caza del hombre, del respland
- Page 171 and 172: A poca distancia descubrieron un pa
- Page 173 and 174: —Ahora sí debes hacerlo —prosi
- Page 175 and 176: Emily sólo pudo replicar con un pr
- Page 177 and 178: C a p í t u l o X I V A Llámale,
- Page 179 and 180: las circunstancias que habían deci
- Page 181 and 182: ¡El lamento ruidoso ya no lleva vu
- Page 183 and 184: Agnes explicara las razones de su p
- Page 185 and 186: que era la única hija de sus padre
- Page 187 and 188: C a p í t u l o X V I I D Entonces
- Page 189 and 190: C a p í t u l o X I X L Ahora mi t
- Page 191: [30] Alude a los experimentos del a