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radcliffe-ann-los-misterios-de-udolfo

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paisajes que se extendían a sus pies. Los rayos <strong>de</strong>l sol, asomando tras las colinas, extendieron sobre el<strong>los</strong> el tinte azafranado que parece impartir calma a todo lo que toca. El paisaje <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> brillar; resaltaron<br />

todos sus colores, excepto <strong>los</strong> más lejanos que seguían suavemente unidos en la imprecisión <strong>de</strong> la distancia, cuyo dulce efecto había levantado el ánimo <strong>de</strong> Emily por el verdor oscuro <strong>de</strong> pinos y cipreses que<br />

cubrían como arcos el límite <strong>de</strong>l río.<br />

Las gentes <strong>de</strong>l mercado, pasando en sus lanchas hacia Venecia, formaban un cuadro animado en el Brenta. Muchos <strong>de</strong> el<strong>los</strong> tenían pequeños toldos pintados para protege1" a sus propietarios <strong>de</strong> <strong>los</strong> rayos<br />

<strong>de</strong>l sol, lo que, junto con las pilas <strong>de</strong> frutas y flores, extendidas por <strong>de</strong>bajo, y la graciosa sencillez <strong>de</strong> las muchachas campesinas que vigilaban sus tesoros rurales, les daban un aspecto alegre y sorpren<strong>de</strong>nte. El<br />

rápido movimiento <strong>de</strong> las lanchas por la corriente, el pronto golpear <strong>de</strong> <strong>los</strong> remos en el agua y <strong>de</strong> vez en cuando <strong>los</strong> coros <strong>de</strong> <strong>los</strong> campesinos, apoyados bajo la vela <strong>de</strong> sus pequeños barcos o <strong>los</strong> tonos <strong>de</strong><br />

algunos instrumentos rústicos, tocados por una una muchacha sentada cerca <strong>de</strong> la rústica carga llenaban la escena <strong>de</strong> animación y regocijo.<br />

Cuando Montoni y monsieur Quesnel se reunieron con las damas, el grupo <strong>de</strong>jó el pórtico para dirigirse a <strong>los</strong> jardines, don<strong>de</strong> el ambiente encantador no tardó en alejar <strong>de</strong> la mente <strong>de</strong> Emily <strong>los</strong> temas<br />

dolorosos. Las formas majestuosas y el rico verdor <strong>de</strong> <strong>los</strong> cipreses que nunca había visto tan perfecto; ramas <strong>de</strong> cedro, limoneros y naranjos, las agujas <strong>de</strong> <strong>los</strong> pinos, el exuberante castaño y el plátano oriental,<br />

extendían su pomposa sombra sobre estos jardines; mientras matas <strong>de</strong> mirto y <strong>de</strong> otras especies unían su fragancia a la <strong>de</strong> las flores, cuyos colores vívidos y variados aumentaban el contraste bajo las sombras<br />

<strong>de</strong> las ramas. El aire se refrescaba <strong>de</strong> continuo con riachue<strong>los</strong> que, con más gusto que exigencias <strong>de</strong> la moda, habían sido abiertos en <strong>los</strong> espacios ver<strong>de</strong>s.<br />

De vez en cuando Emily se retrasaba <strong>de</strong>l grupo para contemplar el paisaje lejano o para quedarse bajo el oscuro follaje. Las cumbres <strong>de</strong> las montañas, tocadas <strong>de</strong> un tinte púrpura, se elevaban hacia el cielo<br />

creciendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su base, don<strong>de</strong> estaba el valle abierto, marcado sin las líneas formales <strong>de</strong>l arte y las altas ramas <strong>de</strong> <strong>los</strong> cipreses y <strong>los</strong> pinos, a veces asomando por una mansión en ruinas, cuyas columnas rotas<br />

surgían entre las ramas <strong>de</strong> un pino que parecía inclinarse sobre su caída.<br />

Des<strong>de</strong> otras partes <strong>de</strong> <strong>los</strong> jardines, la vista cambiaba por completo y la belleza solitaria <strong>de</strong>l paisaje se mudaba en las abigarradas y variadas coloraciones inhabitadas.<br />

El sol ascendía rápido en el cielo y el grupo abandonó <strong>los</strong> jardines y se retiró a <strong>de</strong>scansar.

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