radcliffe-ann-los-misterios-de-udolfo
radcliffe-ann-los-misterios-de-udolfo
radcliffe-ann-los-misterios-de-udolfo
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
C a p í t u l o V I I I<br />
E<br />
Seas un espíritu saludable, o duen<strong>de</strong> con<strong>de</strong>nado,<br />
traigas contigo aires <strong>de</strong>l cielo, o sop<strong>los</strong> <strong>de</strong>l infierno,<br />
seas <strong>de</strong> intenciones perversas, o caritativas,<br />
te hablaré.<br />
l con<strong>de</strong> De Villefort recibió al fin una carta <strong>de</strong>l abogado <strong>de</strong> Avignon, animando a Emily a presentar su reclamación por las propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la fallecida madame Montoni; y casi al mismo tiempo llegó un<br />
mensaje <strong>de</strong> monsieur Quesnel con la información que hacía la reclamación ante la ley sobre el tema innecesaria, puesto que parecía que la única persona que podría haberse opuesto a su reclamación, ya no<br />
existía. Un amigo <strong>de</strong> monsieur Quesnel, que residía en Venecia, le había enviado el dato <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Montoni, que había sido llevado a juicio con Orsino, como su supuesto cómplice, en el asesinato <strong>de</strong> un<br />
noble veneciano. Orsino había sido <strong>de</strong>clarado culpable, con<strong>de</strong>nado y ejecutado en la rueda, pero, al no haber sido <strong>de</strong>scubierto nada para incriminar a Montoni y sus compañeros en esta acusación fueron<br />
puestos en libertad, excepto Montoni, que al ser consi<strong>de</strong>rado por el Senado como persona muy peligrosa, fue, por otras razones, confinado <strong>de</strong> nuevo, don<strong>de</strong>, según se <strong>de</strong>cía, había muerto <strong>de</strong> modo dudoso y<br />
<strong>misterios</strong>o, sin que se <strong>de</strong>scartara la sospecha <strong>de</strong> que hubiera sido envenenado. La autoridad <strong>de</strong> la persona <strong>de</strong> la que monsieur Quesnel había recibido esta información no le permitía dudar <strong>de</strong> su veracidad, y le<br />
dijo a Emily que sólo tenía que exponer su reclamación <strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su tía fallecida para conseguirlas, y añadía que la ayudaría en las necesarias formalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l asunto. El término por el que la La<br />
Vallée había sido alquilado también estaba próximo a expirar. La informaba <strong>de</strong> este hecho y la aconsejaba que se pusiera en camino hacia allí, a través <strong>de</strong> Toulouse, don<strong>de</strong> prometía encontrarse con ella y don<strong>de</strong><br />
sería apropiado que tomara posesión <strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la fallecida madame Montoni, añadiendo que le ahorraría cualquier dificultad que pudiera presentarse por su conocimiento <strong>de</strong>l asunto, y que creía que<br />
sería necesario que estuviera en Toulouse unas tres semanas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su carta.<br />
El aumento <strong>de</strong> la fortuna pareció <strong>de</strong>spertar la inesperada amabilidad <strong>de</strong> monsieur Quesnel hacia su sobrina y hacerle sentir más respeto por la rica here<strong>de</strong>ra que la compasión que hubiera sentido por la<br />
huérfana pobre y sin amigos.<br />
La satisfacción con la que recibió estas noticias se enturbió al consi<strong>de</strong>rar que Valancourt, por cuyo bienestar había lamentado en otro tiempo la situación <strong>de</strong> su fortuna, ya no era merecedor <strong>de</strong> compartirla<br />
con ella; pero, recordando las cariñosas amonestaciones <strong>de</strong>l con<strong>de</strong>, controló este pensamiento melancólico y trató <strong>de</strong> sentir únicamente gratitud por el inesperado bien que ahora le alcanzaba, <strong>de</strong>l que no era<br />
parte inconsi<strong>de</strong>rable su satisfacción al saber que La Vallée, el hogar <strong>de</strong> su nacimiento, que la conmovía por haber sido la resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> sus padres, no tardaría en volver a su posesión. Allí planeó establecer su<br />
resi<strong>de</strong>ncia futura, porque, aunque no podía ser comparado con el castillo <strong>de</strong> Toulouse, ni en extensión ni en magnificencia, sus gratos escenarios y <strong>los</strong> tiernos recuerdos que lo acompañaban inclinaban su<br />
corazón, que no estaba dispuesta a sacrificar a las ostentaciones. Escribió inmediatamente a monsieur Quesnel para agra<strong>de</strong>cerle el activo interés que se había tomado en sus asuntos y para <strong>de</strong>cirle que se<br />
encontraría con él en Toulouse en el momento indicado.<br />
Cuando el con<strong>de</strong> De Villefort, junto con Blanche, fueron al convento para transmitir a Emily el consejo <strong>de</strong>l abogado, fue informado <strong>de</strong>l contenido <strong>de</strong> la carta <strong>de</strong> monsieur Quesnel y le dio su felicitación<br />
sincera por lo sucedido, pero Emily observó que cuando la primera expresión <strong>de</strong> alegría hubo <strong>de</strong>saparecido <strong>de</strong> su rostro, se vio sucedida por una <strong>de</strong> gravedad nada frecuente, y no dudó un momento en<br />
preguntarle la causa.<br />
—No se trata <strong>de</strong> nada nuevo —replicó el con<strong>de</strong>—, estoy dudoso y perplejo por la confusión en la que se ve envuelta mi familia por su absurda superstición. Me veo ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> extrañas informaciones, que<br />
ni puedo admitir como verda<strong>de</strong>ras ni probar que sean falsas, y, a<strong>de</strong>más, estoy muy inquieto por el pobre Ludovico, sobre el que no he logrado obtener información alguna. Se han registrado, estoy seguro, todos<br />
<strong>los</strong> rincones <strong>de</strong>l castillo y toda la vecindad, y no sé qué más puedo hacer, puesto que ya he ofrecido amplias sumas como premio para el que le <strong>de</strong>scubra. No he abandonado en ningún momento las llaves <strong>de</strong> las<br />
habitaciones <strong>de</strong>l lado norte <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que <strong>de</strong>sapareció y proyecto vigilarlas esta misma noche.<br />
Emily, muy preocupada por el con<strong>de</strong>, unió sus ruegos a <strong>los</strong> <strong>de</strong> Blanche para disuadirle <strong>de</strong> su propósito.<br />
—¿Qué puedo temer —dijo—, no creo en <strong>los</strong> combates sobrenaturales, y para una oposición humana estaré preparado. A<strong>de</strong>más, prometo incluso no vigilar solo.<br />
—Pero, ¿quién, mi querido señor, tendrá coraje suficiente para vigilar con vos —dijo Emily.<br />
—Mi hijo —replicó el con<strong>de</strong>—; si no soy llevado durante la noche —dijo sonriendo—, os enteraréis mañana <strong>de</strong>l resultado <strong>de</strong> mi aventura.<br />
Poco <strong>de</strong>spués el con<strong>de</strong> y Blanche <strong>de</strong>jaron a Emily y regresaron al castillo, don<strong>de</strong> informó a Henri <strong>de</strong> sus intenciones, quien, no sin alguna duda secreta, consintió en ser compañero <strong>de</strong> su vigilancia. Cuando la<br />
i<strong>de</strong>a fue mencionada <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la cena, la con<strong>de</strong>sa se aterrorizó, y el barón y monsieur Du Pont se unieron a ella en sus ruegos <strong>de</strong> que no <strong>de</strong>bía intentar lo hecho por Ludovico.<br />
—No sabemos —añadió el barón— la naturaleza o el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> un espíritu <strong>de</strong>l mal, y que un espíritu <strong>de</strong> esa naturaleza habita ahora esas habitaciones, creo que no pue<strong>de</strong> ser puesto en duda. Tened cuidado,<br />
mi señor, en no provocar su venganza, puesto que ya nos ha dado un terrible ejemplo <strong>de</strong> su malicia. Consi<strong>de</strong>ro que es probable que se permita a <strong>los</strong> espíritus <strong>de</strong> <strong>los</strong> muertos regresar a la tierra únicamente en<br />
ocasiones <strong>de</strong> gran importancia, pero la presente pue<strong>de</strong> significar vuestra <strong>de</strong>strucción.<br />
El con<strong>de</strong> no pudo evitar una sonrisa.<br />
—Entonces, barón, ¿creéis —dijo— que mi <strong>de</strong>strucción tiene importancia suficiente para hacer regresar a la tierra el alma <strong>de</strong> <strong>los</strong> que se han marchado Mi buen amigo, no hay ocasión que justifique utilizar<br />
<strong>de</strong> tales medios para lograr la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> cualquier persona. Resida don<strong>de</strong> resida el misterio, confío en que en esta noche seré capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>tectarlo. Sabéis que no soy supersticioso.<br />
—Creo que sois incrédulo —interrumpió el barón.<br />
—Bien, llamadlo como queráis, lo que quiero <strong>de</strong>cir es que, aunque sabéis que no he caído en la superstición, si algo sobrenatural aparece, no dudo que se aparecerá ante mí, o que si algún acontecimiento<br />
extraordinario está conectado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antes con todo eso o relacionado con mi casa, probablemente lo <strong>de</strong>scubriré. Intento aclarar lo que suce<strong>de</strong>, y como puedo estar expuesto a un ataque mortal, que para seros<br />
sincero, amigo mío, es lo que me espero, me ocuparé <strong>de</strong> estar bien armado.<br />
El con<strong>de</strong> se <strong>de</strong>spidió <strong>de</strong> su familia para pasar la noche, simulando una animación que malamente ocultaba la ansiedad que oprimía su espíritu, y se retiró a las habitaciones <strong>de</strong>l lado norte, acompañado <strong>de</strong> su<br />
hijo y seguido por el barón, monsieur Du Pont, y algunos criados que le <strong>de</strong>searon las buenas noches <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la puerta exterior. En las estancias todo permanecía como lo había visto la última vez que entró; incluso<br />
en la alcoba no era visible alteración alguna, don<strong>de</strong> él mismo tuvo que encen<strong>de</strong>r el fuego, porque ninguno <strong>de</strong> <strong>los</strong> criados se atrevió a llegar hasta allí. Después <strong>de</strong> examinar cuidadosamente la cámara y el mirador,<br />
el con<strong>de</strong> y Henri colocaron sus sillas cerca <strong>de</strong> la chimenea, pusieron una botella <strong>de</strong> vino y una lámpara ante el<strong>los</strong>, <strong>de</strong>jaron sus espadas sobre la mesa y, tras atizar <strong>los</strong> troncos, comenzaron a conversar sobre<br />
temas intrascen<strong>de</strong>ntes. Henri se mantuvo silencioso con frecuencia y abstraído y, en ocasiones, lanzó una mirada, mezcla <strong>de</strong> temor y curiosidad, por la habitación, mientras el con<strong>de</strong> <strong>de</strong>jó gradualmente <strong>de</strong><br />
conversar y se quedó sentado perdido en sus pensamientos o leyendo un volumen <strong>de</strong> Tácito que se había traído para ocupar el tedio <strong>de</strong> la noche.<br />
HAMLET