Libro Diálogos - Orquesta y Coro Nacionales de España - Ministerio ...
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amón <strong>de</strong>l castillo | La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> diálogo<br />
Quiet in the Land (sobre las comunida<strong>de</strong>s religiosas <strong>de</strong> los menonitas)<br />
<strong>de</strong>claró: «Me gustaría hacer algo cómico sobre un hombre aislado,<br />
porque estoy harto <strong>de</strong> tantas <strong>de</strong>claraciones profundas» 49 . Esto<br />
dice mucho <strong>de</strong> Gould, o al menos <strong>de</strong>l Gould que algunos supieron<br />
reconocer: Bruno Monsaingeon, que a veces pintó a Gould como<br />
un místico, afirmó, con todo, que uno <strong>de</strong> los rasgos más extraordinarios<br />
<strong>de</strong> Gould era su humor.<br />
Lo interesante <strong>de</strong>l asunto no es que los collages <strong>de</strong> voces fueran poco<br />
profundos (<strong>de</strong> hecho, a veces sí lo son), sino que en los programas <strong>de</strong><br />
Gould hubiera finalmente algo <strong>de</strong> diálogo entre los personajes. El dato<br />
importante es que Gould siempre entrevistó por separado cada voz (las<br />
cinco <strong>de</strong> The I<strong>de</strong>a of North, las catorce <strong>de</strong> The Latecomers, las nueve<br />
<strong>de</strong> The Quiet Land). En ningún momento esas personas llegaron a cruzar<br />
una palabra entre ellas; todos los efectos <strong>de</strong> diálogo se lograron por<br />
medio <strong>de</strong> la cuchilla <strong>de</strong> afeitar que cortaba la cinta, y no por medio <strong>de</strong><br />
ninguna confrontación directa entre ellos 50 . Como en tantas otras ocasiones,<br />
a Gould le espantaba la sola i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> una confrontación vis-àvis<br />
51 . En consecuencia, las tensiones, las idas y venidas, y los cruces típicos<br />
<strong>de</strong> un diálogo fueron simulados en una mesa <strong>de</strong> montaje, <strong>de</strong>dicando<br />
un número asombroso <strong>de</strong> horas a la composición en su conjunto. El<br />
diálogo no perdió dramatismo, dado que, en realidad, nunca fue real. Y<br />
las voces perdieron parte <strong>de</strong> su sentido original y se convirtieron en sonido,<br />
pero finalmente acabaron produciendo, en conjunto, otro tipo <strong>de</strong><br />
49 Jonathan Cott, Conversaciones con Glenn Gould, p. 86.<br />
50 Para The Latecomers, Gould mantuvo una entrevista un tanto tensa con una señora a la que le<br />
acabaron irritando las preguntas <strong>de</strong> Gould. En la mesa <strong>de</strong> edición, cortó y pegó los comentarios<br />
<strong>de</strong> la señora junto con los <strong>de</strong> otra voz, dando lugar a una especie <strong>de</strong> conversación íntima entre<br />
un hombre y una mujer (véase Otto Friedrich, op. cit., p. 195). Para Ostwald (op. cit., pp. 239-240)<br />
utilizar una cuchilla para eliminar tensiones era una <strong>de</strong> las formas en las que Gould canalizaba la<br />
agresión.<br />
51 De hecho, a uno <strong>de</strong> los personajes <strong>de</strong> The I<strong>de</strong>a of North no se le confronta con nada, excepto<br />
con su propia visión y con una música que aparece al final: la Quinta Sinfonía <strong>de</strong> Sibelius.<br />
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