Libro Diálogos - Orquesta y Coro Nacionales de España - Ministerio ...
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diálogos<br />
Aprovechando la coyuntura, en la primavera <strong>de</strong> 1624, Galileo fue a<br />
Roma con la esperanza <strong>de</strong> conseguir una revisión <strong>de</strong> dicho Decreto<br />
que prohibía discutir y <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r el copernicanismo, pero aunque se<br />
entrevistó media docena <strong>de</strong> veces con el papa, lo único que sacó en<br />
limpio fue la promesa <strong>de</strong> una pensión para su hijo y un montón <strong>de</strong> medallas<br />
y agnus <strong>de</strong>i (unos amuletos <strong>de</strong> cera con el grabado <strong>de</strong> un cor<strong>de</strong>ro<br />
portando un estandarte). Nada claro se <strong>de</strong>cidió sobre el asunto<br />
<strong>de</strong> la cosmología. No obstante, entre los car<strong>de</strong>nales era sabido que la<br />
opinión copernicana dominaba en los países protestantes, lo que la<br />
convertía en un tema espinoso aunque digno <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>ración entre<br />
personas culturalmente avanzadas. Por el contrario, los más retrasados,<br />
como el padre Riccardi, que habría <strong>de</strong> permitir más a<strong>de</strong>lante la<br />
publicación <strong>de</strong>l Diálogo <strong>de</strong> Galileo en calidad <strong>de</strong> Maestro <strong>de</strong>l Sacro Palacio<br />
Apostólico, <strong>de</strong>fendían que los planetas no obe<strong>de</strong>cían ni la teoría<br />
<strong>de</strong> Ptolomeo ni la <strong>de</strong> Copérnico, sino que eran conducidos por ángeles<br />
a las posiciones que se observan en el cielo. Sin embargo, el papa<br />
<strong>de</strong>cía ahora que el copernicanismo no era herético, sino tan sólo «temerario»,<br />
por lo que se podía hablar <strong>de</strong> él sin temor a que se pudiese<br />
<strong>de</strong>mostrar nunca su verdad, ya que no se pue<strong>de</strong> excluir que la omnipotencia<br />
divina nos haga ver lo que no es.<br />
Galileo no consiguió revocar la con<strong>de</strong>na, pero recibió señales vagas<br />
<strong>de</strong> cierta apertura. Para son<strong>de</strong>ar hasta dón<strong>de</strong> llegaba, <strong>de</strong>cidió redactar<br />
ahora, al cabo <strong>de</strong> ocho años, una respuesta a Francesco Ingoli, el<br />
corrector <strong>de</strong>l De revolutionibus <strong>de</strong> Copérnico tras el Decreto <strong>de</strong> 1616<br />
y autor entonces <strong>de</strong> un opúsculo dirigido a Galileo con argumentos<br />
contra el movimiento <strong>de</strong> la Tierra. Como es obvio, en 1616 Galileo no<br />
había podido respon<strong>de</strong>r al ataque <strong>de</strong>fendiendo a Copérnico con pruebas<br />
astronómicas y físicas; pero ahora podía escudarse en la presunta<br />
apertura <strong>de</strong>l papa para respon<strong>de</strong>r a Ingoli y comprobar hasta dón<strong>de</strong><br />
podía llegar en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l copernicanismo. La excusa estaba clara:<br />
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