BOLETIN Tomo LXVIII Núms. 277-278 Julio-diciembre
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POSESIONES 115<br />
necesarios para el viaje, que sí logró Diego y acordaron que el primero<br />
le informaría sobre lo que acontecía aquí, mientras el otro se desplazaba<br />
hacia la península ibérica. Encontraron connotada resistencia en las<br />
Autoridades Coloniales, quienes a toda costa tratan de impedirlo por<br />
medio de persecución, exterminio, asedio y agresiones, que reducen al<br />
protagonista a condiciones infrahumanas, a las que se suman la dureza<br />
de la naturaleza de los caminos de la época, el aislamiento y la imposibilidad<br />
de las comunicaciones.<br />
Al tomar Diego la acertada decisión de ir personalmente a España a<br />
denunciar este tipo de atropellos ante el rey Felipe II, esta determinación<br />
enfureció a la Real Audiencia en Santafé, que hace lo posible para<br />
detenerlo. Debió sortear tropiezos durante el viaje desde Tunja hasta la<br />
costa atlántica. Burlando a sus perseguidores logró embarcarse hacia<br />
Cuba, sobrevivió un naufragio frente a las costas de Haití, en donde<br />
perdió sus pertenencias, pero logró salvar la vida, lo obligó a una larga<br />
estadía en la isla La Española, hoy Santo Domingo. Finalmente zarpó a<br />
España, donde después de una prolongada espera, fue recibido por el<br />
rey. Diego de Torres se entrevistó con Felipe II, después de haber agotado<br />
su dinero, y una vez que el monarca lo escuchó se solidarizó con él,<br />
y envió, entonces, al visitador general Juan Bautista de Monzón, para<br />
que regresaran con el objeto de hacer justicia en la Nueva Granada.<br />
Traición, ambición ilimitada, confabulaciones provenientes de<br />
estamentos sociales con premeditación, hicieron que Juan Bautista de<br />
Monzón, no lograra hacer justicia, pues en Santafé la mayoría se confabuló<br />
para impedirlo en contra de Diego de Torres y Alonso de Silva.<br />
Se puede decir que cada miembro del gobierno en el Nuevo Reino de<br />
Granada, entró en contradicción con su investidura, una vez que encontró<br />
un asidero para obtener, ostentar riquezas y encomiendas atractivas,<br />
rentables, que les subieran el estatus económico y social, sin<br />
importarles cómo.<br />
Ya de vuelta aquí, un chisme forjado por un sacerdote, hizo que<br />
acusasen a Diego de querer levantarse contra el rey, de causar una<br />
aparente revuelta, pero sus acusadores al final no lograron su cometido.<br />
Las ambiciones de los miembros de la Real Audiencia, hicieron<br />
que este hecho se torciera, comenzando un largo calvario de persecuciones,<br />
falsos cargos, incluso cárcel y fuga con la ayuda de Juan<br />
Roldán, que lo obligaron a un forzoso aislamiento, escondido en los<br />
cerros de Turmequé hasta la llegada de un nuevo visitador general,<br />
Juan Prieto de Orellana que hizo justicia ante las largas y tendenciosas