BOLETIN Tomo LXVIII Núms. 277-278 Julio-diciembre
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BOLETÍN DE LA ACADEMIA COLOMBIANA<br />
Pero ese repaso de Carlos Martínez Silva comprende aún más sobre<br />
la política del Quijote, sobre el buen gobierno, sobre la institucionalidad<br />
militar y al citar al Quijote pareciera que viviese en la Colombia de hoy,<br />
que estuviese inmerso en la polarización imperante o que Martínez<br />
Silva en 1879 avizorara como pertinente para sus compatriotas de 137<br />
años luego otra reflexión del Quijote sobre la paz, cuando señala “Las<br />
armas tienen por objeto y fin la paz, que es el mayor bien que los hombres<br />
pueden desear en esta vida. La paz es el verdadero fin de la guerra”.<br />
O aquel otro que “no es menos cruel el que perdona a todos que<br />
el que a ninguno perdona”, “ni menos dañosa al pueblo la clemencia<br />
desordenada que la crueldad…. o a veces peca más con la absolución<br />
que con el delito”, según lo recuerda Sergio Arboleda en la respuesta a<br />
Carlos Martínez Silva. Y cuánta influencia ha tenido el Quijote en la<br />
literatura, en la unidad de la lengua, por la cadencia de su estilo, por su<br />
intemporalidad, por su carácter absoluto, por su originalidad y por su<br />
indeleble impronta. Por ello hago esta inicial mención, “de natural<br />
imperio” diría don Baltasar Gracián, frente al Quijote y por eso qué<br />
mejor que esas citas y la evocación de don Carlos Martínez Silva.<br />
Liborio Zerda y Rafael María Carrasquilla<br />
O la intervención de Liborio Zerda que rememora la Expedición Botánica,<br />
y que -lo menciono desde ya- alude en 1910, hace 107 años, a<br />
la fácil comunicación en las redes telegráficas y que “si la paz, que es<br />
elemento de prosperidad y de riqueza, asienta sus reales entre nosotros,<br />
en que se perfeccionarán estas intimidades nacionales a favor de<br />
las nuevas vías de Marconi, veloz expreso, cuyo conductor es el espacio<br />
aéreo ilimitado, y sin la sujeción a resistencias de hilos metálicos que<br />
retardan el andar de la palabra.”. Fuera de la mención a la paz, ya la<br />
vamos viendo recurrente, qué diría don Liborio Zerda sobre el empleo<br />
de la tecnología igual que su frase en el espacio aéreo ilimitado y que<br />
ya no retardan el andar de la palabra, sino que en ocasiones las palabras<br />
en los llamados trinos de quienes tuitean son rugidos inmediatos.<br />
Zerda el ejemplar auténtico del bogotano, lo decía monseñor Rafael<br />
María Carrasquilla, al recibirlo en esta Academia, “por su talento<br />
claro y perspicaz, la agudeza fina y delicadísima en el trato, la cultura<br />
que no lo parece ni lo deja sentir… la incapacidad para hacer brillar<br />
los propios méritos y la destreza para realzar los ajenos, aquel aire de<br />
absoluta desocupación en medio de fecunda actividad, la carencia de<br />
ir y venir en angustioso tráfago…” Y monseñor Rafael María Carrasquilla,<br />
quien fuera director de esta Academia, tan valioso en su labor docente