BOLETIN Tomo LXVIII Núms. 277-278 Julio-diciembre
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118 BOLETÍN DE LA ACADEMIA COLOMBIANA<br />
Nos parece un exabrupto que un personaje de tamaña importancia<br />
haya sido relegado al olvido por parte de los historiadores. El hecho de<br />
que las vidas del monarca español y el Cacique neogranadino corrieran<br />
paralelas, hablan de lo interesante de este hilo conductor, de los<br />
vasos comunicantes de la penetración cultural.<br />
El perfil del Cacique de Turmequé representa un adalid en busca de<br />
justicia. Es claro que trató de hacerse sentir, de reclamar lo que por<br />
justicia le correspondía, de ser una voz que recogía el sentir colectivo,<br />
que en esa época cobijaba a miles de aborígenes, no solamente en la<br />
Nueva Granada, sino en todo el continente. Para dicha nuestra dejó el<br />
magnífico testimonio que es su “Memorial de Agravios”, mas es inaudito<br />
que hasta la fecha no se haya estudiado como debe ser aquí en<br />
Colombia. Caso contrario sucede en las universidades Complutense y<br />
Carlos III en Madrid, donde se estudia tal “Memorial de Agravios”.<br />
Boyacá, como Colombia están en mora de rescatar del olvido, revivir su<br />
preclara figura para proyectarlo como verdadero “Precursor de los Derechos<br />
Humanos” y que su vida, obras y hechos, sean estudiados y sirvan<br />
de ejemplo para las nuevas generaciones de compatriotas.<br />
Entre las facultades vistas en Diego de Torres podemos citar: Es el primer<br />
cartógrafo nuestro. Incorpora pacíficamente la lucha por rescatar a<br />
lo que tenía derecho legalmente. Se convierte en un defensor de los<br />
derechos humanos de sus hermanos de raza. Promueve el acercamiento<br />
entre la corona española, las organizaciones reguladoras de las leyes de<br />
la Colonia y los indígenas. Es un ejemplo a la constancia y al deseo de<br />
sobresalir entre las generaciones de la época; y digno ejemplo de imitar<br />
por los colombianos como emblema en su lucha por la justicia y los derechos<br />
humanos tan vilipendiados aún. Vemos actualmente como en los<br />
albores del siglo XXI, casi cinco siglos después, indígenas Wayu, Tayronas,<br />
Wvas, Guambianos, etc., son vilipendiados, muertos, despojados de sus<br />
tierras, sometidos, etc. por otros actores: Guerrilla, paramilitares, terratenientes,<br />
narcotraficantes, incluso gente del gobierno.<br />
La confabulación, encarnada en la oposición de los oidores Andrés Cortés<br />
de Meza, Antonio de Cetina, Juan Rodríguez de Mora y Francisco de<br />
Auncibay, condenan a Diego de Torres a una carrera permanente signada<br />
por el exilio forzado y al destierro final. Esta visión de ser miembro de una<br />
familia indígena-española va más allá, ya que en la sociedad corrupta de la<br />
época, por enfrentarla, su vida como ciudadano común y corriente se va a<br />
encontrar con que no puede escapar a la tiranía de las instituciones españolas<br />
en suelo americano y encontrar alivio a cada una de sus desgracias.