BOLETIN Tomo LXVIII Núms. 277-278 Julio-diciembre
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POSESIONES 139<br />
escogerlo. Sólo trató de hallar un nombre que tuviera las mismas<br />
sílabas que el mío y sonara igual para poder usarlo en sus versos. Es<br />
cierto que buscó un eufónico y bello nombre, y no descarto que al<br />
hacerlo se acordara de doña Guiomar, la mujer de Jorge Manrique,<br />
al que los dos admirábamos tanto... Ahora le tengo tanto cariño a<br />
este nombre hasta el punto de que lo considero más mío que el mío<br />
propio, porque él figura en esas tan bellas Canciones, que casi parecen<br />
un sueño... Y ya no sé si se hicieron para Guiomar; o Guiomar<br />
nació de esas canciones”.<br />
Ahora, quise con esta disertación, la cual presento hoy para mi posesión<br />
como Individuo de Número de esta Academia, ir más allá de la<br />
Guiomar de Antonio Machado. Y es el fruto de mi indagación en la<br />
Literatura Castellana, sobre cuáles otras Guiomares hacen parte de nuestra<br />
historia y de esta nuestra Lengua.<br />
Debo anotar que como lo narra Justina Ruiz de Conde, en ¿Por qué<br />
Machado la llamó Guiomar? Una de las calles más antiguas de Sevilla<br />
ha tenido y sigue teniendo el nombre de doña Guiomar. Este personaje<br />
histórico cuyo recuerdo se ha querido mantener en Sevilla, por ser<br />
una mujer muy caritativa, dio limosna a las monjas de distintos conventos,<br />
reedificó la cárcel pública en 1418, entre otras muchas obras.<br />
Ella se llamaba Guiomar Manuel y falleció en 1426. Y un dato curioso,<br />
la Estación del tren de Segovia, lleva el nombre de Guiomar, como un<br />
homenaje al poeta Antonio Machado.<br />
Haré un recorrido por Las Guiomares en la Literatura Castellana, agrupándolas<br />
de acuerdo con su antigüedad. Guiomar a la luz del poema,<br />
alude al momento en que recibo la luz y entro en ese estado, casi místico,<br />
que da lugar al poema. Debo entonces asistir al deslumbrante<br />
momento en que el Creador invoca la Palabra, y con su lengua de picaflor<br />
rescata el silencio y se escucha una sublime sinfonía, es tan sutil y<br />
es tal su belleza, que es apenas soportable para el despertar de nuestro<br />
espíritu. Cruzo un umbral de cítaras y de la página en blanco de donde<br />
se desprende la Huella digital de Dios, o sea, el poema.<br />
Hay una Guiomar que existió antes de Cristo, la descubrí en Mesopotamia<br />
en el año 3.200 a. C., es Guiomar la escribana de Mesopotamia.<br />
Fue hallada bajo el Éufrates una tableta de arcilla de la civilización<br />
sumeria, que lleva su nombre, firmada con la raíz antigua, de nuestro<br />
nombre común: Guía-mara. Esta palabra me la dejó, según entendí era<br />
su deseo, para que lucháramos, alma con alma, una insigne escribana