BOLETIN Tomo LXVIII Núms. 277-278 Julio-diciembre
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BOLETÍN DE LA ACADEMIA COLOMBIANA<br />
través del latín. A guisa de ejemplo podemos mencionar: plumbum,<br />
plomo, sober; corcho, raíz etimológica de la palabra “sobral” que significa<br />
bosque de alcornoques; y cuniculus, transformado en el término<br />
español conejo, una especie tan abundante en la Península que, cuando<br />
arribaron los fenicios a la costa mediterránea y vieron la cantidad de<br />
conejos que salían de los matorrales, no dudaron en bautizar el país al<br />
que llegaban como i-schephan-im, con el significado de tierra “remota”<br />
o “repleta de conejos”. 5 Es decir, fueron ellos los que le dieron nombre<br />
al territorio que colonizaron, pero el topónimo se fue modificando<br />
por esa inexorable ley de la transformación de las lenguas y se convirtió<br />
en Spania y luego en Hispania durante la dominación romana. Los<br />
historiadores griegos, por contraste, utilizaban la palabra Iberia, porque<br />
el vocablo que más pronunciaban los nativos era iber, que en su<br />
lengua significaba río, vocablo que hacía referencia al Ebro, el más<br />
caudaloso de los ríos que desemboca en el Mediterráneo. El nombre<br />
de esa corriente fluvial tiene su origen en la raíz ibérica iber.<br />
En el norte de España, a uno y otro lado de los Pirineos, estaba asentado<br />
el pueblo vasco desde el tercer milenio antes de Cristo, con una<br />
lengua muy peculiar cuyo origen no se ha podido establecer con razonable<br />
certeza porque su estructura lingüística no encaja en ninguno<br />
de los troncos de lenguas hasta ahora identificados. De todas las lenguas<br />
primitivas existentes en la península antes de la llegada de civilizaciones<br />
mediterráneas, el eusquera o vascuence fue el más inmune a<br />
influencias foráneas y así se ha mantenido hasta nuestros días, aunque<br />
con un alcance geográfico mucho más pequeño que aquel que tuvo<br />
en la antigüedad. 6 El vasco le legó a la lengua de Castilla principalmente<br />
nombres propios de lugares (topónimos) y otros relacionados con la<br />
onomástica pero muy pocos vocablos de los que hoy constituyen el<br />
lenguaje corriente de los hispanohablantes. 7<br />
5 Catulo se refería a la Península Ibérica como Cuniculosa Celtiberia, algo así como<br />
Celtiberia, la Conejera. Ricardo Soca, El origen de las palabras, Rey Naranjo Editores,<br />
Bogotá, 2016, p. 201.<br />
6 Hoy el eusquera se habla en el pais vasco español, en el país vasco francés y en parte de<br />
Navarra.<br />
7 Los lexemas vascos berri (nuevo), gorri (rojo), erri (lugar), iri (ciudad, villa), etxea (casa)<br />
y muchos más dieron origen a nombres de apellidos y de topónimos que hoy hacen<br />
parte de la lengua castellana. A manera de ejemplo vale la pena mencionar: Echeverry,<br />
´casa nueva´, Iragorri, ´casa roja´, o el nombre Javier y Javierre con el mismo significado<br />
de Echeverry. Y en cuanto a topónimos se podría mencionar unos de uso muy<br />
extendido que comienzan por Cha seguido de un nombre de persona, debido al uso<br />
que en la Edad Media tuvo el apelativo vasco echa, en el éuscaro actual aita, ´padre´<br />
como título honorífico: Chamartín, Chaherrera, Chagarcía y otros de esa índole.