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BOLETIN Tomo LXVIII Núms. 277-278 Julio-diciembre

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BOLETÍN DE LA ACADEMIA COLOMBIANA<br />

- La lengua no tiene hueso, pero corta lo más grueso;<br />

- Las palabras se las lleva el viento;<br />

- Quien habla siembra, quien oye y calla, recoge y siembra;<br />

- Enfrenta a la lengua, considera y rumia las palabras antes de que<br />

salgan de la boca;<br />

- Querer atar la lengua de los maldicientes es lo mismo que querer<br />

poner puertas al campo;<br />

- Boca de verdades, cien enemistades;<br />

- Por la boca muere el pez;<br />

- Sabio es quien poco habla y mucho calla.<br />

Y así, en este orden, se puede seguir ampliamente acudiendo a estas<br />

frases aleccionadoras. Lo que he querido, ciertamente, en esta calificada<br />

tribuna es rendir homenaje a los íconos de nuestra lengua:<br />

Cervantes y Don Quijote, de presencia inmortal especialmente en ambos<br />

lados del Atlántico.<br />

El filósofo racionalista Baruch Spinoza, ya en el siglo XVII, señaló<br />

que a la persona no le resulta nada más difícil de dominar que su<br />

lengua. Cuánta razón tuvo este pensador, si basados en lo que determina<br />

la experiencia analizamos que, en realidad, todos los órganos<br />

humanos se cansan alguna vez, menos la lengua, como bien aseveró<br />

Konrad Adenauer.<br />

Capacidad excelente para permanecer activa todo el tiempo, la lengua<br />

se desenvuelve entre la dulcedumbre del elogio o lo ultrajante del<br />

dicterio, por eso el proverbio no tardó en enseñar que la herida causada<br />

por una lanza puede curar, pero la causada por la lengua es incurable.<br />

Las palabras son como las abejas, tienen miel y aguijón; la lengua<br />

las elabora de acuerdo a las motivaciones: la alabanza, para ensalzar y<br />

dignificar; el insulto o la frase de intriga y menosprecio, para dar rienda<br />

suelta a la pasión de odio, mezquindad y pequeñez de espíritu. En la<br />

lengua viperina abunda el más diminuto y corrosivo de los gérmenes,<br />

brotando en los albañales de la amargura, el egoísmo, la envidia o la<br />

infelicidad.

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