BOLETIN Tomo LXVIII Núms. 277-278 Julio-diciembre
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POSESIONES<br />
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las lenguas se reforman y se adaptan a los tiempos y cambios. Alentó a<br />
los jóvenes escritores vanguardistas a que no piensen que la lengua<br />
española tiene en las academias una especie de sarcófago en que puede<br />
perder su vitalidad. Aseguró que nada de esto ocurre en las sesiones<br />
académicas en las que –dijo– la lengua suena con la misma elocuencia,<br />
desenvoltura y la misma picardía y la misma libertad con que suena<br />
en nuestras ciudades. Es bueno que las academias tengan puertas y<br />
ventanas, enriqueciéndolas constantemente con ese flujo de innovación<br />
que es la lengua de la calle, reiteró Vargas Llosa.<br />
Hallándome en este acreditado recinto de intelectualidad reconcentrada<br />
y devoto cultivo de la palabra, sería imperdonable no hacer<br />
referencia a Gabriel García Márquez, gloria no solo de Colombia sino<br />
del mundo hispanohablante. Premio Nobel de Literatura 1982. En el<br />
agradecimiento al homenaje que se le tributó, en Cartagena de Indias,<br />
en el marco del IV Congreso Internacional de la Lengua Española,<br />
siete años antes de que falleciera y de que llegaran sus cenizas al<br />
amurallado puerto rebosante de historia, leyendas e identidad, resaltó<br />
el valor de la escritura y la lectura para los surcos que esperan la<br />
simiente que posibilita cosechas triunfales no solo en los predios<br />
iberoamericanos, a la vez que hizo llamamiento a los escritores para<br />
alimentar la sed que tienen las muchedumbres de nutrirse con<br />
mensajes en español: Quiero apenas mostrar que ahí está una gigantesca<br />
cantidad de personas que han demostrado con hábito de lectura<br />
que tienen en un alma abierta para ser llenada con mensajes en<br />
castellano. El desafío es para todos los escritores, todos los poetas,<br />
narradores y educadores de nuestra lengua, para alimentar esa sed y<br />
multiplicar esta muchedumbre, verdadera razón de ser de nuestro<br />
oficio y, por supuesto, de nosotros mismos,<br />
Este desafío –digo yo– debemos enfrentarlo con la integridad de<br />
nuestras convicciones y con el manejo de la palabra pulcra, de orientación<br />
cimera, de elevación constante, bajo el convencimiento pleno de<br />
que la cultura es el medio insustituible para vencer barreras, superar<br />
los precipicios, tender puentes y hacer que la dignidad de la especie<br />
humana, en todo tiempo y lugar, sea enarbolada como estandarte de<br />
mayor racionalidad en el indetenible ascenso de la civilización.<br />
El reconocimiento que me hace en estos momentos la decana de las<br />
Academias americanas de la Lengua me honra en grado sumo; demuestra<br />
la ejemplar nobleza de espíritu que debe prevalecer en instituciones<br />
de esta índole. Mis ancestros salieron de Bogotá y participaron,