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Un invitado inesperado Shari Lapena

Libro de suspenso completo

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—Más vale que registremos el resto del hotel —propone James—. Toda la

primera planta y, después, los sótanos. —James está muy inquieto por el

estado de la habitación 302. Nunca antes había pasado algo así. Se pregunta

si es posible que haya alguien más a quien no han visto, algún intruso. Pero él

no tiene ningún enemigo. No se le ocurre nadie. Ningún pariente loco secreto.

Ningún empleado descontento. Lamenta ahora no haber instalado cámaras de

seguridad, pero no quería tenerlas en su pintoresco y anticuado hotel. No se

le había ocurrido que pudieran ser necesarias. Ahora, sin embargo, si

tuviesen cámaras en los pasillos, podrían haber visto qué le había pasado a

Dana, si es que ocurrió antes de que se fuera la luz. Pero entonces se da

cuenta de que, de todos modos, no habría podido revisar las grabaciones al no

tener electricidad.

James posa los ojos en Bradley, que está en el pasillo, con los demás, mirando,

sin saber que le están observando. Hay una clara expresión de miedo en su

rostro. Y algo más que James no sabe interpretar. Es una mirada que no había

visto antes…

James siente un fuerte pellizco en el estómago. En realidad, no lo sabe todo

sobre su hijo. Ningún padre lo sabe. Bradley ha tenido algunos problemas con

la ley. James creía que esa etapa había quedado atrás. Dios, espera que

Bradley no esté metido en algo con lo que él no pueda lidiar. Pero se

tranquiliza al pensar que, si está metido en algo, no puede tener nada que ver

con esto. Bradley es un buen chico que en el pasado se relacionó con gente

mala. Cuando tenga oportunidad, hablará con él.

Se acerca a su hijo.

—¿Estás bien? —le susurra.

Bradley le mira, sobresaltado.

—Sí, estoy bien.

Y esa mirada que tenía antes desaparece y vuelve a adquirir la apariencia de

siempre. James se dice a sí mismo que no hay nada por lo que preocuparse.

Esto no tiene nada que ver con su hijo. Simplemente, está asustado, como los

demás.

—Bradley, ya que llevas la lámpara, ¿por qué no vas el primero?

En esta ocasión, usan la escalera de atrás para bajar a la primera planta. Es la

primera vez que Beverly la ve. Es estrecha y está sin enmoquetar. Bajan en

fila india y sus pasos resuenan con un eco.

—Esta era la escalera de servicio —explica Bradley.

—¿Hay algún desván que debamos registrar? —pregunta David.

—No —responde James.

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