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Un invitado inesperado Shari Lapena

Libro de suspenso completo

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—¿A alguien le queda batería en el móvil? —pregunta David—. Quiero hacer

una fotografía antes de moverlo.

Todos niegan con la cabeza.

—Maldita sea —dice David.

—¿Qué vamos a hacer con él? —le pregunta Ian en voz baja.

—Creo que deberíamos llevarlo a la casa de hielo —responde David—. Será

más fácil si lo llevamos por el interior del hotel en lugar de rodear el edificio.

Ian asiente con desaliento y mira a Lauren.

—Ayuda a James a entrar. Nosotros nos encargamos de esto —dice

señalándose a sí mismo, a David y a Matthew.

Ella asiente y espera a que David ayude a James a levantarse de nuevo.

Cuando se han ido, con Gwen siguiéndolos apenada, los tres hombres

levantan a Bradley del suelo y empiezan a moverlo. Pero resulta imposible. No

pueden llevarlo y mantener el equilibrio en medio del hielo. Terminan

arrastrándolo. Van dejando un rastro de sangre en la nieve. Después, lo suben

al porche y lo meten en el vestíbulo.

Lo dejan en el suelo un momento para descansar. Ian se endereza para tratar

de recuperar el aliento y, al levantar los ojos, ve que Beverly y Henry miran

con horror el cadáver de Bradley. Los dos se quedan mudos por la conmoción.

Ian aparta la mirada para dirigirla de nuevo al cadáver.

—Lo vamos a llevar a la casa de hielo —les dice David.

Vuelven a salir en busca de Riley tanto rato como les permite el frío. Esta vez,

todos permanecen muy juntos. Se tienen miedo los unos a los otros. Pero

Riley no responde a sus llamadas desesperadas. Hace un frío glacial, la

oscuridad es completa y caminar resulta imposible. No pueden encontrarla.

Jamás la van a encontrar. Ella no quiere que la encuentren.

Domingo, 03:10 horas

Beverly los ve regresar, en silencio, sin Riley. Uno a uno, se van quitando los

abrigos y las botas y se van acercando a la chimenea con gesto de derrota.

Beverly cree que Riley debe de estar muerta, como el pobre Bradley. Casi se

alegra de que no la hayan encontrado porque no cree que pueda soportar ver

un cadáver más. Nunca ha estado tan cerca de un muerto. Es como si la

muerte la estuviese acechando, esperando el momento justo. Es una

sensación espantosa.

Beverly ha creído ver en Ian una expresión extraña entre las sombras, cuando

han metido a Bradley. Algo frío en su mirada que nunca antes había visto. Le

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