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Un invitado inesperado Shari Lapena

Libro de suspenso completo

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—Se ha debido de ir la luz por la tormenta de hielo. Es peligroso salir. Nadie

va a ir a ningún sitio. —Y añade con la voz teñida de un tono de inseguridad—:

Probablemente pase un tiempo hasta que la policía pueda llegar hasta aquí.

La alarma de Candice en su teléfono móvil está programada para que suene

cada mañana a las seis y media en punto. Es de lo más disciplinada. Sin

embargo, tiene el sueño ligero y, esta mañana, algo la despierta antes de que

suene. No está segura de qué es. Oye pasos que corren por el pasillo de

debajo de ella, voces.

Decide que será mejor levantarse. Además, hace un frío espantoso. Enciende

el interruptor de la lámpara de su mesita de noche, pero no funciona. La

habitación está muy oscura. Atraviesa la habitación, temblando con los pies

descalzos, y abre las cortinas. Se queda sorprendida ante la visión. No es el

esponjoso país de las maravillas de anoche, sino la furia desatada de una

tormenta de hielo. Joder. Joder, joder, joder. Se pregunta cuánta batería le

queda en el ordenador. Quizá cinco horas, como mucho. ¡Esto es un desastre!

Necesita averiguar de inmediato cuándo va a volver la luz. Se pone

rápidamente ropa abrigada y baja con cuidado a oscuras.

Al girar en el rellano, ve el vestíbulo al fondo de las escaleras y se detiene de

pronto. Hay un grupo de personas al final de las escaleras y todos levantan la

vista hacia ella. Cada uno de sus rostros tiene una expresión demacrada y de

inquietud. Y, a continuación, ve la razón. Hay una mujer en el suelo al pie de

las escaleras, tan inmóvil que está claro que está muerta. Es Dana Hart. El

abogado está de pie junto a ella, con el rostro serio. No se ve a Matthew por

ningún sitio.

David se ha ofrecido a darle la terrible noticia a Matthew, que, por lo que a

ellos les consta, sigue arriba, en su habitación. A decir verdad, él piensa que

es obligación del propietario del hotel informar a Matthew. Pero James no

parece dispuesto a cumplir con esa tarea. Esto es lo que David se va diciendo

mientras vuelve a subir. James le acompaña, claramente agradecido por que

el abogado se haya ofrecido. Los demás se quedan atrás, sin moverse,

mirando aturdidos cómo van subiendo las escaleras.

—¿Qué habitación es? —pregunta David.

—La habitación 201 —le contesta James con voz alterada.

Se detienen en la puerta. David hace una pausa, preparándose. Escucha por

si se oye algo en el interior. Pero no percibe nada. Levanta la mano y llama

con firmeza.

No hay respuesta. David mira a James, que parece aún más nervioso. David

vuelve a llamar, esta vez con más fuerza. Empieza a pensar que le va a pedir a

James que vaya a por la llave cuando oye movimiento en el interior. Por fin, la

puerta se abre y David se encuentra cara a cara con el hombre al que conoció

tomando unas copas la noche anterior. De repente, David siente una

tremenda compasión por él. Matthew parece aún medio dormido. Se está

poniendo un albornoz con torpeza.

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