Un invitado inesperado Shari Lapena
Libro de suspenso completo
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Domingo, 10:05 horas
Sorensen y Lachlan regresan al hotel e informan de la mala noticia. Sorensen
no cree que nadie esperara que Riley siguiera aún con vida, pero, aun así,
resulta duro. Como era de prever, su amiga Gwen es la que peor se lo toma.
Llora con fuerza y empieza a balancearse entre lamentos incontrolados.
Sorensen se sienta al lado de Gwen y le coloca una mano en el hombro hasta
que se tranquiliza.
Por fin, ella y Lachlan se separan del grupo y buscan la intimidad del
comedor, donde Perez y Wilcox informan enseguida de su certeza de que no
hay nadie más en el hotel aparte de las personas que ya conocen. No hay
rastro de que nadie se haya marchado. Le hablan a Sorensen de la ventana
rota y de la rama, pero creen que probablemente haya sido la rama la que
rompió la ventana. Lo cual quiere decir, piensa Sorensen, que es muy
probable que una de las personas que están ahí sea el asesino. Por ahora,
todos son sospechosos.
—Será mejor que se lo advierta —le dice a Lachlan—. Por seguridad.
El primer interrogatorio de Sorensen es con el propietario del hotel, James
Harwood. Le llama para que vaya al comedor, donde ha preparado una mesa
para los interrogatorios. Parte del calor procedente de la cocina se filtra en el
interior. La calefacción está tardando un poco en volver. Han abierto las
contraventanas para que la luz del día inunde la habitación. A la luz natural,
el aspecto de James es terrible. Sorensen se pregunta si podrá salir adelante
sin Bradley. Él se sienta enfrente de ella. Al lado de Sorensen, Lachlan ha
sacado su cuaderno. La sargento informa a James de sus derechos y él indica
que está dispuesto a seguir.
—James, siento mucho lo de Bradley —empieza ella con tono cordial.
Él asiente con los labios apretados y el ceño fruncido mientras trata de
contener las lágrimas. Ella sabe que ya ha sufrido otras desgracias. Su mujer
murió de cáncer hace unos años y ha criado a Bradley él solo durante esta
última etapa. Lo ha pasado mal con su hijo.
Se inclina un poco hacia delante y dice:
—Puede que resulte difícil hablar de esto, James, pero sabes que os conozco a
ti y a Bradley desde hace mucho tiempo. —Él levanta sus ojos enrojecidos—.
Ya sabes que me gustaba Bradley.
Él asiente.