Un invitado inesperado Shari Lapena
Libro de suspenso completo
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con sobrepeso. Una persona cuya vida casi ha terminado, que no va a volver a
hacer nada interesante ni emocionante. La simple presencia de ella cerca,
sabiendo que esto es lo que opina, hace que la odie. ¿Qué es lo que le ha
dicho? «No es más que una fase». Beverly le desprecia. Siempre le ha
despreciado. Jilly no es así. Le admira. Le ve interesante, atractivo. Le ha
dicho que quiere pasar el resto de su vida con él. No se va a cansar de él,
como dice Beverly.
Su mujer no quiere pasar el resto de su vida con él, pero lo haría igualmente.
De no haber ocurrido esto. Lo único en lo que ella piensa es en la
responsabilidad. La tiranía de las obligaciones. Debo hacer esto o debes hacer
aquello. «Deberías estar más en casa. Deberías pasar más tiempo con los
niños. Deberías pedir un ascenso».
Se levanta para remover el fuego. Busca el atizador con la mano derecha.
Curiosamente, el tiempo parece detenerse. Coge el atizador con fuerza. Ella
está sentada ahí mismo. Qué fácil sería. Nadie lo va a ver. Podría salir
corriendo detrás de los demás, inventarse algo…
Coge el atizador con fuerza.
David se mueve a tientas por el suelo de la leñera, deslizando los pies, por si
Matthew está ahí, en algún lugar, en el suelo. Lo llama, pero no hay ninguna
respuesta. Se obliga a agacharse y ponerse a cuatro patas para buscar a
Matthew entre el suelo cubierto de serrín. Llega al tocón que usan para
cortar la leña, tantea su áspera superficie con manos agitadas.
Lo único que encuentra es la linterna.
Riley está hecha un ovillo en medio del bosque, con todo el cuerpo
temblándole por el miedo y el frío, mientras revive los peores momentos de su
vida. Aparecen en su mente recuerdos de las víctimas, gritando, sufriendo,
muriendo. Se aprieta las manos contra los oídos para tratar de hacer
desaparecer el ruido, pero no funciona porque el tumulto está dentro de su
cabeza. Cierra con fuerza los ojos para dejar de ver, pero no sirve de nada,
porque las imágenes están en su mente.
Matthew oye que alguien se acerca a la biblioteca. Alguien que está
intentando no hacer ruido. Sin previo aviso, al otro lado del ventanal, las
nubes se abren y dejan ver la luna y un destello de luz espectral se filtra en el
interior de la biblioteca. Matthew está frente a la puerta. Tiene la pistola en la
mano y sabe que le quedan varias balas.
Y entonces, ve a David aparecer en la puerta.
—Ah, eres tú —dice—. Me ha parecido oír a alguien en la leñera…
—Más vale que me des la pistola.
Matthew le pasa el arma.