Un invitado inesperado Shari Lapena
Libro de suspenso completo
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6
Lauren observa con interés a los huéspedes de las otras mesas. Siempre ha
sentido curiosidad por la gente, los analiza y trata de averiguar qué es lo que
los mueve. Estudia lo que hacen. Por ejemplo, ¿por qué esa tal Riley, la que
está en la mesa con Gwen y David, parece tan nerviosa? No deja de mirar por
toda la sala, como si estuviese esperando que alguien le vaya a robar su cena.
Ian se ha sacado el pie del zapato y ahora acaricia la pierna de ella por debajo
de la mesa con el dedo del pie cubierto por el calcetín.
—¿Estás flirteando conmigo? —pregunta con recato fingido mientras dirige de
nuevo la atención al hombre que está sentado enfrente de ella. Es
increíblemente atractivo, pero ella nunca ha podido concentrarse mucho rato
en una sola cosa. Su mente rápida viaja de un sitio a otro. Por suerte, a él no
parece importarle. Casi está igual de interesado que ella en los demás
huéspedes.
—¿Qué le pasará a esa Riley? —le pregunta Lauren en voz baja.
—No sé. Parece como si se hubiese escapado de un centro de desintoxicación
o algo así —responde Ian con un susurro.
Lauren dirige ahora su atención al abogado, que está hablando con Gwen. Ha
estado observando su lenguaje corporal durante la cena. Algo ha cambiado.
Ahora él apoya la espalda en el respaldo, rígida, como si alguien hubiese
dicho algo que no le ha gustado. Apenas un rato antes, él se inclinaba hacia
Gwen, sonriéndole, ladeando la cabeza a un lado, como un ave macho que
busca aparearse. Puede que Riley le haya mandado a la mierda.
Deja que su mirada viaje hasta el rincón, donde está cenando la pareja de
prometidos. Entrecierra los ojos. Mientras tomaban las copas en el vestíbulo,
ha sentido casi al instante que no le gustaba Dana. Quizá se haya debido
simplemente a su belleza casi intimidante. Quizá fuera por el modo en que
ella movía ostentosa ese anillo de diamantes. No es que lo haya puesto
directamente bajo las narices de nadie ni haya dicho: «Este es mi anillo de
pedida, ¿a que es precioso?». Pero sí que ha estado agitando sus manos de
manicura perfecta solo para que la gente lo viera. El enorme diamante ha
relucido cuando se ha alisado el pelo, cuando ha cogido su copa de champán.
Sus ojos brillaban cuando miraba a su prometido. Todo en ella era reluciente
y brillante. Tiene una vida reluciente y brillante, piensa Lauren. A
continuación, dirige su atención al hombre con el que se ha prometido.
¿Qué opina de él? Opina que es de esos que colecciona cosas relucientes y
brillantes.
Pasa a la mujer que debe de ser Candice White, que está cenando sola en una