Un invitado inesperado Shari Lapena
Libro de suspenso completo
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—Será muy frío —dice Gwen.
—Necesitará una chaqueta —asiente Bradley.
El ambiente de la sala ha cambiado ligeramente desde la llegada de Dana y
Matthew. Lauren no ha podido evitar notar la reacción de los hombres
presentes cuando ha llegado Dana. Bradley la miraba boquiabierto mientras
le servía la copa. Los hombres mayores saben ocultar mejor sus emociones.
Aun así, resulta imposible no fijarse en que la increíble belleza de Dana ha
afectado a todos. Es como si, de repente, estuviesen sentados con la espalda
más recta. Incluso Ian. Le da una pequeña patada, irritada, y él dirige su
atención hacia ella.
Lauren se considera a sí misma una mujer atractiva y no le cabe duda de que
Ian piensa lo mismo de ella. Pero Dana es de otra clase. No es solo su belleza,
en la que es difícil no fijarse. Es su glamur. Su conciencia de su propio
atractivo. Sin quererlo, hace que las demás mujeres presentes en la sala se
sientan inferiores. Lauren ha notado que hay algo excepcional en las mujeres
guapas que las hace creerse con derecho a obtener todo lo que desean.
Lauren se sorprende mirando fijamente a Dana. De repente, como si hubiese
notado la mirada de Lauren sobre ella, Dana la mira a los ojos. La sonrisa de
su precioso rostro no varía mientras deja la vista fija en Lauren.
Dana le recuerda a alguien a Lauren, pero no se le ocurre a quién. Quizá solo
le recuerde a esas mujeres que salen en las pantallas de cine y en las revistas,
las que dejan claro a las demás cuáles son sus propios defectos. Lauren es la
primera en desviar la mirada.
Descubre que Gwen y Riley también están mirando a Dana.
Viernes, 18:45 horas
Cuando James sale de su cocina y entra en el vestíbulo para ver cómo se
encuentran los huéspedes, ve que la hora del cóctel está en pleno auge. Los
clientes están de charla y todo parece bastante agradable. Llevan ya un rato
bebiendo y hay algo en lo de estar atrapados por la nieve que hace que la
gente se junte.
Su hijo levanta la mirada hacia él cuando entra en el vestíbulo. Bradley sujeta
sin cuidado y por el cuello una botella de champán descorchada, Veuve
Clicquot. Es un joven bastante llamativo y ahora le cae un mechón de pelo por
la frente, lo que le da cierto encanto desenfadado. Es alto, delgado y atlético y
parece de lo más cómodo con sus pantalones negros de pitillo y su camisa
blanca. Viste bien. Y a Bradley se le da muy bien atender a los huéspedes.
Muy seguro y sociable, como lo era su madre. James se siente más cómodo
entre bastidores, en su cocina, con su delantal, o encargándose de la
contabilidad. Aun así, le preocupa Bradley. Le preocupa que se pase de la
raya. Sigue siendo joven e impulsivo. Tiene que recordar que es un sirviente,
no un huésped. Hay límites que tiene que guardar. A Bradley no siempre se le
ha dado muy bien respetar los límites.