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Un invitado inesperado Shari Lapena

Libro de suspenso completo

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Dana abrió la puerta y la miró con recelo. Lauren dijo que tenían que hablar.

Dana volvió la mirada al cuerpo dormido de su prometido, se metió la llave de

la habitación en el bolsillo del camisón y salió al pasillo sin decir palabra.

Siguió a Lauren escaleras abajo hasta el rellano y, entonces, se detuvo.

—Espera —dijo en voz baja—. Podemos hablar aquí. —Y permaneció quieta

con expresión de no dar un paso más. Así, en lo alto de las escaleras, Lauren

miró a Dana a los ojos.

—Tenemos que aclarar un par de cosas.

Dana se quedó mirándola, con los ojos abiertos de par en par, igual que había

mirado a Lauren en el comedor cuando hizo el comentario de que alguien

podría haberse caído del tejado. Compartían un pasado peligroso. La única

pregunta era: ¿qué iba a suceder ahora?

Dana la miró con una expresión fría y perpleja.

—¿Qué es exactamente lo que quieres aclarar? —preguntó. Y, después, sonrió

con afectación y continuó—: ¡Ah, espera! Ya sé. Quieres asegurarte de que no

voy a contarle a nadie que eres una asesina.

—Cierra el pico, Dani —espetó Lauren en voz baja—. No creas que puedes

seguir intimidándome. Las cosas han cambiado.

—Ah, pues yo no creo que hayan cambiado tanto —bufó Dana—. Creo que sigo

teniendo la sartén por el mango, dado lo que sé sobre ti.

—Pero no creo que quieras que Matthew sepa tampoco nada sobre tu pasado,

¿tengo razón?

—No lo sé. Mi pasado puede ser triste, pero no es el de una criminal —

respondió Dana.

Lauren extendió la mano, agarró la bata de Dana y tiró de ella. Ahí, sobre el

pecho izquierdo de Dana, estaba el pequeño y revelador tatuaje. Una víbora.

—¿No te has deshecho de esto? —preguntó Lauren casi riéndose—. Ahora se

pueden quitar estas cosas, ¿sabes?

Dana la miró y le contestó con su voz grave y familiar:

—Siempre has sido una niña sociópata. ¿Qué vas a hacer? ¿Me vas a empujar

también a mí?

Y con un repentino y violento empujón, Lauren tiró a Dana por las escaleras.

Dana cayó torpemente abajo, el sonido de su caída amortiguado por la gruesa

alfombra. Soltó un pequeño grito que asustó a Lauren. Se quedó petrificada.

Ahora se encontraba en una situación comprometida.

Dana yacía completamente inmóvil al pie de las escaleras. Lauren disponía

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