Un invitado inesperado Shari Lapena
Libro de suspenso completo
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No ha disfrutado de la cena. No le ha gustado la forma en que el abogado ha
ocupado una silla en la mesa. Era obvio que estaba interesado en Gwen. Eso
le ha molestado. Normalmente, era en Riley en quien se interesaban los
hombres, no en Gwen. Riley era la que llamaba la atención. Puede que esto,
más que ninguna otra cosa, sea lo que la ha convencido de lo mucho que ha
cambiado.
Pero no son los celos los que le hacen desconfiar del abogado. Hay algo en él.
En las profundidades del cerebro de Riley flota algún tipo de recuerdo que
trata de abrirse paso a codazos. Pero no consigue saber qué es. Le suena su
nombre. Tiene algún tipo de tufo a escándalo. Ojalá hubiese aquí conexión a
internet. Podría buscarlo en Google.
Aunque Gwen se ha sentido claramente halagada por el interés del abogado,
Riley ha lanzado un cubo de agua fría sobre aquel pequeño romance al
preguntarle sin rodeos quién era. A juzgar por el modo en que él ha cerrado
la boca al enterarse de que ella es periodista, está bastante segura de que ahí
hay algo. El abogado se ha saltado el postre y se ha disculpado diciendo que
iba a ver la biblioteca. Desde que se ha marchado, Gwen se ha quedado en
silencio.
Lamenta que Gwen se haya llevado esa decepción, pero Riley siempre la ha
protegido, desde cuando eran compañeras de habitación. Se suponía que este
fin de semana iba a ser para que Gwen ayudara a Riley, pero Riley ha vuelto a
adoptar su antiguo rol. Le hace sentirse bien, sobre todo cuando se trata de
una persona a la que le cuesta enfrentarse a los aspectos más básicos de cada
día.
—¿Subimos? —pregunta—. Estoy un poco cansada.
Gwen duda.
—La verdad es que yo no estoy tan cansada —contesta—. Creo que voy a
hacer una parada en la biblioteca para coger un libro —añade, desviando la
mirada.
Riley se molesta.
—Creía que ya habías traído un libro —dice con frialdad. Las dos saben que
eso es verdad. Las dos saben que esto va de que Gwen suba con Riley o pase
más tiempo con el atractivo abogado. Riley quiere que Gwen la elija a ella. Se
pregunta en qué tipo de amiga la convierte eso: ¿en la protectora o en la
exigente?
—¿No te importa subir sola? —pregunta Gwen—. No voy a tardar mucho.
—No te preocupes por mí —responde con tono seco—. No me importa.
Viernes, 20:25 horas
David se encuentra solo en la biblioteca, una sala grande en un rincón de la