Un invitado inesperado Shari Lapena
Libro de suspenso completo
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—¿Cogieron a la persona que lo hizo? —pregunta después Ian.
—No.
—Un momento —interviene Henry con voz acusatoria—. ¿Por qué vamos a
creerle? —Ha levantado la voz—. ¿Estamos aquí sentados esperando a que
maten a alguien más y nos enteramos de que a su mujer la han asesinado?
—Vamos a tranquilizarnos todos —dice Ian—. ¿Por qué no dejamos que nos
cuente su historia?
—Yo puedo contarla —contesta Riley sin apartar los ojos de David—. Apareció
en todos los periódicos. Es probable que alguno de vosotros se enterara. Un
respetado abogado defensor de Nueva York llega tarde a casa una noche y se
encuentra a su mujer en medio de un charco de sangre en el suelo de la
cocina de su lujosa casa de un caro barrio de las afueras. La han matado a
golpes. —Se inclina hacia David con actitud agresiva—. Le habían aplastado la
cabeza y le habían roto la columna, según creo. ¿Voy bien hasta ahora? —le
pregunta. Él no responde, pero se queda mirándola sin expresión—. Él
declaró que llegó a casa y que la encontró muerta —continúa Riley—. La
cuestión es que no llamó a emergencias hasta casi después de una hora. No
se llevaban bien. Y ella tenía una póliza de seguros de un millón de dólares.
Le arrestaron casi de inmediato, pero él se hizo con un abogado muy bueno.
Porque, ya os imagináis, conoce a gente importante.
Apoya la espalda con gesto de satisfacción y mira a los demás que están en la
sala, uno a uno, salvo a Gwen. No se atreve a mirarla. Todos la han escuchado
con atención y, ahora, todos se giran para observar a David.
Al oír cómo Riley lo cuenta, con un tono tan acusatorio y desdeñoso, David
sabe lo mal que suena. Es consciente de que todos le miran y siente rabia por
tener que defenderse… otra vez. Siempre tiene que defenderse. En este
momento, odia a Riley. La odia no porque le haya descubierto —al fin y al
cabo, está acostumbrado a que la gente le reconozca y murmure sobre él,
pues la suya fue una estigmatización muy pública—, sino por sus sucios
motivos. Quiere evitar que Gwen y él sigan intimando. Él mismo se lo iba a
contar a Gwen. Pero, ahora, ella se ha enterado de la peor de las maneras.
Lo que le pasó no va a desaparecer nunca. Siempre va a tener que
defenderse. Y siempre habrá gente que no le crea. Ha aprendido que las
personas creen lo que quieren creer. Y resulta aterrador ver la facilidad con
la que creen.
Había llegado tarde a casa del trabajo, como la mayoría de las noches cuando
estaba en medio de un juicio. Ahora apenas recuerda los detalles de ese
juicio. En cualquier caso, no lo terminó. Otra persona del bufete se hizo
cargo. El asesinato violento de su esposa había tenido como consecuencia una
investigación y su arresto. Después de aquello, estuvo varios meses sin
trabajar.
Recuerda que llegó a casa esa noche. La vivienda estaba casi a oscuras por