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Un invitado inesperado Shari Lapena

Libro de suspenso completo

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David está bajando las escaleras de atrás cuando oye los disparos.

El sobresalto le recorre todo el cuerpo con un borbotón de miedo. Se queda

inmóvil. Trata de adivinar de dónde vienen. Cree que de algún lugar de la

primera planta. Quizá de la leñera. Baja el resto de las escaleras dando

traspiés y todo lo deprisa que puede. Su respiración es entrecortada. ¿Y si le

ha pasado algo a Matthew? ¿Y si ya es demasiado tarde?

Matthew nota en su mano el retroceso de la pistola y se da la vuelta para salir

huyendo. No está seguro de lo que ha visto, no sabe a qué le ha disparado. No

quiere quedarse a averiguarlo. Agarra con fuerza la pistola y sale corriendo

de la leñera por el pasillo oscuro. Vuelve a entrar dando traspiés en la

biblioteca y se detiene, con la respiración pesada, tratando de escuchar por

encima del ruido de sus jadeos.

El sonido del disparo hace que Riley se ponga histérica. Se levanta de un salto

y empuja a Gwen. Esta trata de tranquilizarla, pero Riley está demasiado

nerviosa. De repente, echa a correr hacia la puerta del hotel, como si

necesitara escapar. Gwen se da cuenta de que Riley no sabe lo que hace.

Simplemente ha reaccionado huyendo a ciegas.

—¡Riley! —la llama Gwen en vano—. ¡Quieta!

Pero Riley abre la puerta y sale corriendo hacia el interior de la tempestuosa

noche, dejando la puerta abierta en su huida.

Gwen duda un segundo mientras lanza a los demás una mirada desesperada

de auxilio y, después, coge su abrigo del perchero y sale detrás de Riley.

Lleva puestas las zapatillas. No tiene linterna y debe andar a ciegas. Está

totalmente oscuro, con la luna oculta tras las nubes. Va rápidamente detrás

de Riley. A Gwen la aterra salir en medio de la oscuridad, pero no puede dejar

que Riley se vaya sola. Desea que David estuviera ahí con ella.

Puede oír a Riley en algún lugar por delante de ella y en medio del frío,

escucha cómo aplasta el hielo, cómo se cae y se vuelve a levantar. Oye su

pánico, su respiración pesada. Gwen la sigue por la explanada congelada,

apenas capaz de mantener el equilibrio. Se da un fuerte golpe contra la rama

rota del árbol, que había olvidado que estaba ahí, y cae al suelo, arañando con

sus manos desnudas la tierra. Gwen se da cuenta de que Riley está corriendo

sin dirección, como un animal asustado. Corre sin más. Puede que ni siquiera

sea consciente de dónde está. Debe alcanzarla y tranquilizarla. Convencerla

de que vuelva dentro, donde estará a salvo.

Oye voces detrás de ella. Se detiene un momento y mira hacia atrás. Ve la

tenue silueta de James y Bradley en la puerta. Vienen en su ayuda. La puerta

se cierra y todo vuelve a quedar a oscuras. Puede oírlos detrás de ella,

corriendo en su busca. Mira hacia atrás y no ve nada hasta que Bradley y

James casi han llegado a su altura. Entonces, los distingue, cerniéndose sobre

ella en medio de la oscuridad. Se siente increíblemente agradecida de que

vengan a auxiliarla. Tampoco llevan linterna. Todos están moviéndose en

medio de la oscuridad.

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