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Un invitado inesperado Shari Lapena

Libro de suspenso completo

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oportunidad. Cogió su abrigo. Tenía los guantes de piel dentro de los bolsillos.

Ian iba con ella, pero le dijo que fuese corriendo tras Riley mientras fingía

que le costaba ponerse las botas. Sola en el porche y a oscuras, cogió el

raspador y salió en silencio en la dirección que había visto que tomaba

Bradley. Cuando por fin llegó hasta él, dejó que la rabia se adueñara de ella.

Le golpeó con todas sus fuerzas.

Después, se quedó inmóvil en medio de la noche, escuchando, preocupada por

que alguien le hubiese oído caer. Pero había demasiado viento como para oír

nada. No vino nadie. Solo podía oír levemente cómo Gwen llamaba a Riley con

voz de pánico. Lauren se mantuvo agachada y se apartó de Bradley dejando el

raspador de las botas junto a su cadáver. Se dirigió al otro lado del hotel, lejos

del cadáver. Poco después, vio que aparecía luz en la puerta principal y que

David y Matthew salían a reunirse con los demás.

Cuando oyó los gritos, fue hacia donde había dejado el cuerpo muerto de

Bradley. Pero, entonces, las cosas no sucedieron como se suponía que tenían

que pasar. David estaba allí, sujetando en la mano la débil linterna. Gwen

estaba a su lado. Vio a James agachado junto a Bradley y ella trató de

acercarse, de ofrecerle su ayuda, de buscarle el pulso a Bradley y ver si

estaba muerto de verdad. Pero David no dejó que se acercara. La detuvo. No

le permitió ir hasta Bradley, a pesar de que ella le golpeó el pecho entre

sollozos. Pensó que había estado bastante convincente. Pero no había sido

capaz de acercarse al cadáver. David tampoco le permitió llevar a Bradley al

interior.

Se preguntó entonces si David sospechaba de ella.

Fue una pena que tuviese que confesar la verdad sobre Ian y ella. Que, al

final, no habían pasado juntos esa tarde. Ella le había perjudicado al sugerir

que era él el asesino aparentando que no hacía tal cosa. Fue una suerte que

mintiera sobre su hermano. Quería a Ian tanto como le era posible querer a

nadie, pero, en el fondo, podría prescindir de él. Era necesario. Ya

encontraría a otro.

Por supuesto, no tienen ningún móvil. No le preocupa que puedan averiguar

la conexión entre ella y Dana. Solo habían estado en la misma casa de acogida

durante un par de semanas. La gente entraba y salía de allí en una constante

y triste procesión, con sus penosas bolsas de basura que contenían todos sus

bienes materiales. Estaban en hogares de acogida, no en un régimen

carcelario. Y ocurrió en otro estado. Desde entonces, la vida de Lauren ha

sido borrón y cuenta nueva. Nunca la han pillado en nada de lo que ha hecho.

Ha sido muy cuidadosa. Tocó a Dana delante de todos y, por eso, es probable

que su ADN aparezca en ella. También lo hizo con Candice. Si encuentran

algún rastro de ella, no será importante. Y con Bradley había llevado puestos

los guantes y había demasiadas personas alrededor de él. Además, lo habían

movido. Las pruebas debían de estar contaminadas de forma irremediable.

Pero deben de tener algo que la incrimine, piensa con ansiedad, algo

concluyente. Puede que hayan encontrado su pendiente. Esa debió de ser la

razón por la que volvieron a llamar a Ian, para que lo identificara. Siente

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