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Un invitado inesperado Shari Lapena

Libro de suspenso completo

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12

Sábado, 10:00 horas

James frota la sartén en el gran fregadero de la cocina mientras piensa en qué

reajustes hacer para poder dar de comer bien a sus huéspedes sin

electricidad. La nevera no funciona. Al menos, puede cocinar con el horno de

gas. Pero no tiene lavavajillas. El desayuno ha sido bastante fácil: huevos y

bollería, y, de todos modos, por lo que ha visto, nadie tenía mucho apetito

después de que esa chica se hubiese caído por las escaleras.

Él también ha perdido el apetito. Se siente fatal por la pena de ese hombre. Y

toda esa situación le tiene muy preocupado. Es el tipo de situación por la que

cualquier propietario de hotel perdería el sueño. Un accidente en su hotel, un

accidente mortal, además. Tiene seguro, pero… Dios mío. Qué calamidad.

Sabe que él no tiene la culpa. La moqueta no estaba suelta. Había subido al

rellano y había comprobado la moqueta él mismo cuando tuvo oportunidad.

Estaba bien. Debió de tropezar sin motivo. Bajo ningún concepto va a poder

culparle nadie ni a él ni a su hotel.

Piensa de nuevo en que quizá había bebido demasiado la noche anterior. Se lo

ha preguntado antes a Bradley en la cocina, cuando estaban preparando el

desayuno.

—¿Crees que estaba borracha? —le preguntó en voz baja—. ¿Crees que es por

eso por lo que se ha caído?

Bradley negó con la cabeza.

—No te preocupes, papá. No estaba borracha. Recuerda que era yo el que

servía las copas.

—Pero te dije que dejaras esa botella de champán en su habitación,

¿recuerdas? ¿Sabes si se la bebieron?

Bradley volvió a negar con la cabeza.

—No lo sé. No he entrado esta mañana. David no ha querido que suba.

James se muerde el labio, algo que siempre hace cuando está preocupado,

una costumbre que lleva tiempo queriendo quitarse. No había buscado la

botella de champán cuando estuvo en la habitación. No se le había ocurrido.

—Papá, no te preocupes —repitió Bradley con firmeza—. No hay nada por lo

que te tengas que inquietar. No se cayó por ir borracha.

Pero James no podía evitar ver que Bradley también estaba intranquilo por lo

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