Un invitado inesperado Shari Lapena
Libro de suspenso completo
Libro de suspenso completo
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
—¿No teníais discrepancias por nada, por… dinero? ¿Quizá algún acuerdo
prenupcial?
Matthew niega con la cabeza con gesto de desdén.
—No. Ninguno de los dos quería ni necesitaba ningún acuerdo prenupcial.
Estábamos enamorados. Esa es la verdad. ¿En serio crees que alguien la ha
matado? —pregunta con desesperación.
Matthew vuelve a dirigir la mirada hacia el fuego y nuevas lágrimas brotan de
sus ojos.
—Dios mío. —Se tapa la cara con las manos un momento hasta que vuelve a
recuperar el control. A continuación, las aparta y mira a David—. Si alguien la
ha matado de forma deliberada, quiero saber quién ha sido y quiero saber por
qué. No he sido yo, lo juro. —Está claramente atormentado.
David observa a Matthew con atención. Está casi convencido de que ese
hombre es inocente.
—De acuerdo. Pero te daré mi consejo de todos modos. No digas nada de esto
a nadie. Simplemente… no digas nada. Puede que no sea mala idea
permanecer aquí arriba, en tu habitación, hasta que llegue la policía. Y
cuando lleguen, si te leen tus derechos y te arrestan, y aunque no lo hagan,
no digas nada. Búscate un buen abogado.
Matthew está aún más pálido.
—¿Puedes ser tú?
—No creo. Pero puedo recomendarte a alguien, si quieres. —David se levanta
para marcharse. Sabe que, sin teléfono, Matthew no va a poder llamar a nadie
ni va a tener a nadie con quien hablar. Está solo—. ¿Estarás bien?
—No lo sé.
—Andaré por aquí si me necesitas —responde. Lo dice en serio—. Vendré a
ver cómo te encuentras dentro de un rato.
Matthew asiente y vuelve a dirigir la mirada a la chimenea.
David se va.
Matthew oye la puerta cerrarse y se gira para mirar. Está solo otra vez.
De repente, se levanta y empieza a caminar de un lado a otro. Está abrumado
por la pena por Dana, pero también está asustado y nervioso por lo que David
Paley le ha dicho. ¡Dana está muerta! Y el abogado cree que la ha matado él.
Si él lo piensa, la policía también lo va a pensar.
Reprime un sollozo mientras sigue caminando. Le ha dicho al abogado que