Un invitado inesperado Shari Lapena
Libro de suspenso completo
Libro de suspenso completo
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
—¿Por qué has mentido? —pregunta Beverly.
—Porque no creía… —La voz de Lauren es entrecortada—. Sigo sin creer que
Ian tenga nada que ver con esto.
—Es verdad que Lauren se fue a leer a la sala de estar por la tarde mientras
yo me quedaba solo en nuestra habitación. Probablemente, deberíamos
haberlo dicho. Pero yo no soy un asesino. Eso es absurdo. ¡No he sido yo! —
Mira a Lauren—. No pensarás que he sido yo, ¿verdad? —Por su tono, parece
un poco preocupado.
—No —responde ella negando con la cabeza, pero no parece convencida y es
consciente de ello. Lo nota en su voz. Quizá todos lo hayan notado.
—¿Por qué narices iba a pensar nadie que he sido yo? —pregunta Ian. Mira
nervioso a los demás, sentados alrededor de la chimenea—. ¿Por qué yo?
Podría haber sido cualquiera.
—Sí que podrías haber sido tú —susurra, de repente, Lauren—. Puede que yo
haya estado demasiado ciega para verlo.
—¿Qué? —balbucea Ian—. Venga ya, Lauren. —Ahora parece verdaderamente
alarmado—. Esto es de locos.
—Cuando mataron a Dana… yo me limité a suponer que tú habías estado
conmigo toda la noche.
—¡Y estuve contigo toda la noche! No salí en ningún momento de la
habitación. Lo juro. —Se pasa una mano nerviosa por el pelo—. ¿Y cómo lo
puedes saber tú? Estabas dormida.
—De eso se trata, Ian. —Ahora lo mira con expresión de duda—. Sabes que
tomo pastillas para dormir. El viernes por la noche me tomé dos. Tú sabías
que me las había tomado. Podrías haber estado fuera de la habitación durante
varias horas sin que yo lo supiera.
—¡Pero eso no quiere decir que lo hiciera! —Se pasa las manos sin parar por
las piernas—. Bueno, no puedes afirmar que yo estuviera toda la noche en la
habitación. —Mira con inquietud a los demás—. ¿Y qué? Ninguno puede
demostrar dónde estuvo toda la noche. ¿Por qué me señaláis a mí? Creo que
todos deberíamos pararnos un poco a pensar. Nos estamos volviendo
ligeramente paranoicos.
Lauren mira a los demás por la habitación. Todos tienen los ojos puestos
sobre Ian. Se aleja un poco más de él.
—Pero tampoco he estado contigo por la tarde.
—Entonces, ¿ahora piensas que yo los he podido matar? —Niega con la
cabeza con fuerza—. No. No. ¿Por qué narices iba yo a matar a tres personas?
—Mira a su alrededor como si buscara la confirmación de los demás—. ¡Os