Un invitado inesperado Shari Lapena
Libro de suspenso completo
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Domingo, 17:45 horas
Lauren mira a David a los ojos. No son los ojos de alguien que la cree, de
alguien que la va a proteger. Se deja caer en el suelo, esposada, y vuelve a
cerrar los ojos. La dejan en el suelo, apoyada contra el sofá. Ella los oye
hablar en voz baja.
No va a decirles nada. Tiene derecho a permanecer en silencio y va a
aprovecharse de ello.
Cuando Ian la invitó aquí para pasar un fin de semana picante, no tenía ni
idea de lo que iba a pasar. Nada de esto estaba planeado.
Recuerda la primera noche. Había sentido aversión por Dana desde el
principio. Creía que era porque le recordaba a alguien, pero no se le ocurría a
quién. No fue hasta después de los cócteles, durante la cena, cuando se dio
cuenta de a quién le recordaba Dana. No fue hasta su comentario de «Ha
sonado como si alguien se hubiese caído del tejado» y el modo en que se rio
por ello, cuando se dio cuenta de quién era Dana exactamente. Y entonces, el
corazón de Lauren empezó a latirle con fuerza y notó cómo se acaloraba y
enfriaba y comenzaba a sudar.
Dana —cuando Lauren la conoció se llamaba Dani— no había dado muestra
alguna de haberla reconocido. No hasta que hizo ese comentario. Entonces,
supo con seguridad que Dani sí la había reconocido, pero había fingido no
hacerlo. Dani había sido siempre una buena actriz. Pero era obvio que quería
que Lauren supiera que sabía quién era ella.
Las dos habían cambiado. Al menos, por fuera.
Había pasado mucho tiempo. Quince años. La mitad de su vida. Lauren era
entonces una adolescente poco atractiva, huraña y con sobrepeso, y Dani se
mofaba de ella sin cesar. Pero la había reconocido.
Dani también estaba distinta. A los quince años, llevaba el pelo muy corto.
Tenía un aspecto duro y cruel. Era una chica dura y cruel. Ahora, quince años
después, parecía completamente diferente. Esta nueva versión —Dana— era
muy femenina, refinada y de gustos caros. No era de extrañar que Lauren no
la hubiese reconocido al principio. Pero Lauren estaba segura de que la
peleona Dani seguía estando ahí. Dana era un fraude. Dana no parecía que
hubiese pasado nunca ni una sola noche en una triste residencia de acogida,
pagando su frustración, su rabia y su miedo con otros más vulnerables que
ella.
Lauren había dejado también atrás su pasado. No quería que saliese ahora a