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Malanga la novela

Novela costarricense posmoderna, fragmentaria sobre una república imaginaria que dice ser un paraíso, pero tiene los conflictos ordinarios de toda sociedad del siglo XXI: doble moral, facilismo, droga, violencia, autoestima y, acaso, el narcoestado. Es una novela pastiche que procura hablar sobre el ser contemporáneo. Su correlato habla de un mundillo literario plagado de oportunistas y tramposos y reflexiona sobre la escritura. La novela está escrita en clave de humor negro.

Novela costarricense posmoderna, fragmentaria sobre una república imaginaria que dice ser un paraíso, pero tiene los conflictos ordinarios de toda sociedad del siglo XXI: doble moral, facilismo, droga, violencia, autoestima y, acaso, el narcoestado. Es una novela pastiche que procura hablar sobre el ser contemporáneo. Su correlato habla de un mundillo literario plagado de oportunistas y tramposos y reflexiona sobre la escritura. La novela está escrita en clave de humor negro.

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en el incendio del bar de Koki Rojas pero antes

funcionaron treinta y dos años sin mayor mantenimiento.

Alguna gente mala sangre le achaca esto a la calidad de

los electrodomésticos viejos y no a la honestidad del

Pepe.

Él no quiere tener problemas con los feos del barrio. Por

eso les hace pequeños favores: les engrasa y ajusta un

revólver muy trajineado —por no decir chatarra—; les

hace copias de llaves por vía manual a pura lima; le da

unos puntos de soldadura a una pata de chancho que un

carajo trae, luego de intentar arrancar unos rieles de tren.

Y cómo no, les tiene un percolador lleno de café, del cual

llegan a servirse sin permiso, ni pago, casi toda la galería

de personajes de la zona.

Tiene una barra de amigos, sus contemporáneos,

borrachos todos. Se reúnen en Las Monedas, ahora

venida a menos pues la barra literaria acude a la zona

comercial que crece alrededor de la Cuesta de las Vacas

Flacas. Tan venida a menos, la cantinilla hiede a pollo

frito, puntualmente. Los que todavía llegan puntuales son

de los barrios humildes, que se alternan a faltar, y la barra

oscila entre ocho y veinte cerveceros, que le dan vitalidad

al antro. Nunca hay un tema en boga que no sea joder y

burlarse de los ausentes a partir de las anécdotas y del

patetismo natural, que usualmente no enunciamos.

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