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Malanga la novela

Novela costarricense posmoderna, fragmentaria sobre una república imaginaria que dice ser un paraíso, pero tiene los conflictos ordinarios de toda sociedad del siglo XXI: doble moral, facilismo, droga, violencia, autoestima y, acaso, el narcoestado. Es una novela pastiche que procura hablar sobre el ser contemporáneo. Su correlato habla de un mundillo literario plagado de oportunistas y tramposos y reflexiona sobre la escritura. La novela está escrita en clave de humor negro.

Novela costarricense posmoderna, fragmentaria sobre una república imaginaria que dice ser un paraíso, pero tiene los conflictos ordinarios de toda sociedad del siglo XXI: doble moral, facilismo, droga, violencia, autoestima y, acaso, el narcoestado. Es una novela pastiche que procura hablar sobre el ser contemporáneo. Su correlato habla de un mundillo literario plagado de oportunistas y tramposos y reflexiona sobre la escritura. La novela está escrita en clave de humor negro.

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Libros de medicina, no tengo. Ni de patología. Los he

donado a la facultad, porque mucho carajillo vive

alcanzado de dinero.

Antes que se me trepe el alcohol, sigo con el debate.

Prometo que es la última cerveza que me tomo. Esta vez

voy a cumplirlo, porque no queda ni una en la nevera.

Dos, un candidato que se presenta como holístico, deja

entrever que el gasto educativo es exagerado. Lo que no

dice es que, lo que establece la ley, no se cumple.

Siempre encuentran los tecnócratas forma de contar la

historia al revés y aquí gustan mezclar partidas y

presupuestos para esconder que el dinero prometido se

disipa. Por ejemplo, la capacitación técnica, que no

forma parte de la partida educativa, suele sumarse como

si fuera parte del presupuesto asignado al tema.

Las redes sociales hablan de corrupción todos los días

y los medios las contrarrestan, con la etiqueta de bulos.

Umberto Eco, por ejemplo, es paradójico, pues critica al

fascismo, mientras descalifica atrozmente las opiniones

populares en las redes. Parece más un odio de clase que

una opinión académica, pero los borregos celebran.

Entretanto, uno tiene la idea de que los políticos de turno

perciben el Estado como una pulpería personal, donde

pueden meter mano a capricho y a beneficio.

Escandaloso. Hay sobreprecios millonarios en puentes

y carreteras. Igual, la gente se queja de la canasta básica.

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