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Malanga la novela

Novela costarricense posmoderna, fragmentaria sobre una república imaginaria que dice ser un paraíso, pero tiene los conflictos ordinarios de toda sociedad del siglo XXI: doble moral, facilismo, droga, violencia, autoestima y, acaso, el narcoestado. Es una novela pastiche que procura hablar sobre el ser contemporáneo. Su correlato habla de un mundillo literario plagado de oportunistas y tramposos y reflexiona sobre la escritura. La novela está escrita en clave de humor negro.

Novela costarricense posmoderna, fragmentaria sobre una república imaginaria que dice ser un paraíso, pero tiene los conflictos ordinarios de toda sociedad del siglo XXI: doble moral, facilismo, droga, violencia, autoestima y, acaso, el narcoestado. Es una novela pastiche que procura hablar sobre el ser contemporáneo. Su correlato habla de un mundillo literario plagado de oportunistas y tramposos y reflexiona sobre la escritura. La novela está escrita en clave de humor negro.

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jerarquía, que disfraza a cierta casta de ladrones como

señores decentes.

Es poco lo que necesito: el medicamento. Hacer las filas

y procedimientos de ley. Que nadie cierre una calle

porque un idiota, de los que comen zacate, ha llegado al

poder. No creo que tenga que sentirme orgulloso de las

noches de gala, champagne y lentejuelas, cuando en la

misma fila de la salud pública, posiblemente algunos ni

desayunan.

Con frecuencia, a las escuelas públicas se les recorta el

presupuesto de comedores escolares para así financiar

algún negocio familiar, una trocha, un tren eléctrico —

desmesurado para un país chico— y, cuya planificación,

ya han dicho los entes contralores, no existe.

Una sola vez no he podido llegar a tiempo a retirar la

receta luego de la cuarentena. Me indicaron acudir la

tarde del jueves y esperé tres días más. Pues cancelaron

la receta y nada que hacer. La recepcionista me dice que

toca sacar otra cita.

Agradezco su voz y me retiro. Esta vez la fila ha sido

corta, porque todo tiene sus horas. Parece que esto, al

mediodía, no se satura. En todo caso, aún tengo una o dos

cajitas de cápsulas.

El fiasco que somos, creo, se debe a eso. Algunos

quieren que habitemos en las nubes. Llaman democracia

a una sociedad de castas, vergonzosa. Siguen soñando un

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