18.07.2023 Views

Malanga la novela

Novela costarricense posmoderna, fragmentaria sobre una república imaginaria que dice ser un paraíso, pero tiene los conflictos ordinarios de toda sociedad del siglo XXI: doble moral, facilismo, droga, violencia, autoestima y, acaso, el narcoestado. Es una novela pastiche que procura hablar sobre el ser contemporáneo. Su correlato habla de un mundillo literario plagado de oportunistas y tramposos y reflexiona sobre la escritura. La novela está escrita en clave de humor negro.

Novela costarricense posmoderna, fragmentaria sobre una república imaginaria que dice ser un paraíso, pero tiene los conflictos ordinarios de toda sociedad del siglo XXI: doble moral, facilismo, droga, violencia, autoestima y, acaso, el narcoestado. Es una novela pastiche que procura hablar sobre el ser contemporáneo. Su correlato habla de un mundillo literario plagado de oportunistas y tramposos y reflexiona sobre la escritura. La novela está escrita en clave de humor negro.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

que conocieron en el parque. Escucharon a los dueños

llamarlo y les gustó su serenidad.

Hacia la una de la tarde, he llamado al 911 pero la

operadora se ha negado a ayudarme. No es ése un rubro

de emergencias: me putea y me dice que llame a un

cerrajero. Entretanto, noto que la habitación esta vieja,

hago conciencia que toda la casa está vieja porque se

desconchan las paredes y otra grieta diminuta empieza

a generarse arriba, cerca de la viga corona.

Llamo a la oficina a ver si alguien anda por acá. Me

dicen que hay una instalación de celosías a un par de

kilómetros y está en proceso. Que me espere. Con tono

rumiante, algo digo entre dientes y cuelgo. Me queda

claro que vienen… si les da la gana.

Empecٞé a forzar los tornillos de las rejas. En mi casa,

los ventanales están asegurados por dentro con

soldadura de punto. He debido martillar un rato, mazo

y cincel, para hacer que los tornillos giren. Como no es

mi destreza, tardo casi hasta las tres. El hambre que me

cargo alcanza a generarme cierta debilidad, me

descompensa.

Salgo a la calle por el ventanal y, con el auxilio de las

llaves, regreso a casa por la puerta principal. Otra vez,

enciendo la luz —el apagador está apenas se entra,

sobre el muro derecho— y me quedo aterrado. Hay

arañas de las susodichas en el suelo, muertas. Muchas,

289

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!