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Malanga la novela

Novela costarricense posmoderna, fragmentaria sobre una república imaginaria que dice ser un paraíso, pero tiene los conflictos ordinarios de toda sociedad del siglo XXI: doble moral, facilismo, droga, violencia, autoestima y, acaso, el narcoestado. Es una novela pastiche que procura hablar sobre el ser contemporáneo. Su correlato habla de un mundillo literario plagado de oportunistas y tramposos y reflexiona sobre la escritura. La novela está escrita en clave de humor negro.

Novela costarricense posmoderna, fragmentaria sobre una república imaginaria que dice ser un paraíso, pero tiene los conflictos ordinarios de toda sociedad del siglo XXI: doble moral, facilismo, droga, violencia, autoestima y, acaso, el narcoestado. Es una novela pastiche que procura hablar sobre el ser contemporáneo. Su correlato habla de un mundillo literario plagado de oportunistas y tramposos y reflexiona sobre la escritura. La novela está escrita en clave de humor negro.

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combatir el cáncer a pesar de que nunca, nunca pasen

esos milagros por acá.

El gerente de la clínica sale a manifestar su pleitesía. El

agasajado, rostro de pelmazo, sonríe autosuficiente

porque sabe que, aunque nadie le quiere, no pueden

acercarse: solamente selectos periodistas.

Son cuarenta minutos perdidos de la nada. Yo he

pasado en la cafetería del frente, ganando otro kilito,

mientras miro. Luego de que el señor gobernante y su

pareja hubiesen jugado a figurines, regresan a su coche

de vidrios ahumados y, entre sirenas y lucecitas, se

retiran.

Me dice la señora que me atiende que esas cosas le dan

rabia. Yo asiento con la cabeza y señalo un bizcochito.

Me he dado cuenta de que, desde lustros atrás, este país

de supuestos iguales tiene la frivolidad como valor.

Muchos ven en los eventos de protocolo, civismo. No es

cierto: se hacen pasar por patriotismo, vulgares

manifestaciones del poder.

Yo no puedo con la idea de un fotógrafo, que es la

sombra del gobernante y de su primera dama. Me parece

el colmo de la vulgaridad, la crónica social y que hoy siga

vigente ese espíritu.

Años atrás, en la graduación de mi hijo, en una escuela

de medias ínfulas, llegó el tipo gobernante de esa época.

Su hija era maestra en esa institución. Nada, pues

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