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Informe ESI Faur

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Es así como, desde el inicio de los talleres, los y las participantes expresan sus<br />

perspectivas frente a la enseñanza de la <strong>ESI</strong> y, de forma implícita, se preguntan acerca de<br />

qué se debe enseñar y quién debe enseñar. La identificación de las resistencias con las<br />

que arriban muchos de los docentes no sólo reflejan parte de los mitos y preconceptos<br />

que impregnan el terreno de la sexualidad en nuestra sociedad, también muestran otras<br />

dos cuestiones muy significativas. Por un lado, la falta de reconocimiento en relación con<br />

el hecho de que la escuela, de una u otra forma, siempre educa en sexualidad. Aun cuando<br />

no se mencione el tema en el ámbito escolar, sucede que, de hecho, los y las docentes<br />

educan a través de mensajes que producen cotidianamente, sean estos intencionados<br />

o no. Como señala la especialista Cecilia Cardinal de Martín (2005: 21) “los conceptos<br />

sobre lo que el ser humano debe ser o hacer en relación con su sexualidad se transmiten<br />

de generación en generación, de manera intencionada y voluntaria, o de manera involuntaria<br />

y no intencionada. Por medio de actitudes, aun en ausencia de palabras”. Por otro<br />

lado, y como consecuencia de lo anterior, no sería posible transmitir estos contenidos de<br />

forma exitosa si la capacitación se abordara exclusivamente como un ejercicio intelectual<br />

o como un mandato exclusivamente normativo.<br />

En este terreno, el aprendizaje constituye, en buena medida, un “desaprendizaje”<br />

(Morgade et al., 2001). Implica el “desaprendizaje de la sexualidad como mandato y tabú”<br />

como condición de ampliación de la ciudadanía. La sexualidad pone en juego las subjetividades<br />

de todas las personas, no sólo la de los niños, niñas y jóvenes; también la de<br />

docentes, directivos y supervisores/as. A diferencia de la transmisión de conocimientos<br />

en materias como Historia o Geografía, la Educación Sexual Integral parte del reconocimiento<br />

del sujeto, de su cuerpo y de sus sentimientos como base del trabajo pedagógico.<br />

Como punto de partida, será necesario un proceso de reflexión personal y colectivo, que<br />

incluye la revisión y valoración crítica de los posicionamientos docentes, así como un<br />

análisis acerca de en qué medida estos resultan un obstáculo para acompañar a niños,<br />

niñas y adolescentes en el desarrollo de su sexualidad y en el ejercicio de sus derechos.<br />

El desafío de trabajar a lo largo de las jornadas de formación es grande y permite<br />

confirmar que el proceso de formación docente es condición indispensable para que la<br />

Educación Sexual Integral llegue a las aulas de todo el país. A lo largo de tres días se realizaron<br />

distintos recorridos que entremezclaron presentaciones plenarias con trabajos en<br />

talleres. Se fue generando un clima de respeto, reflexividad y confianza, lo que permitió<br />

diluir muchas de las inquietudes y neutralizar muchas de las resistencias con las que<br />

llegaban los docentes a las jornadas.<br />

Tal vez sea por eso que, una vez finalizadas las intensas jornadas de trabajo, fueran<br />

tantas las personas/participantes que confesaron haber llegado a la capacitación “obligadas”<br />

por la directora, y luego se mostraron agradecidas por haber participado. Muchos/<br />

as señalaron en sus cartas de cierre: “pensé que sería una capacitación más, pero esta<br />

fue diferente”.<br />

Balances y desafíos de la implementación de la ley (2008-2015)<br />

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