Informe ESI Faur
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Finalmente, comparten con los y las participantes algunas recomendaciones para<br />
generar la confianza de docentes y directivos y promover la adhesión a la <strong>ESI</strong>:<br />
• “Tener en cuenta el criterio de viabilidad, de lo posible”.<br />
• “No enojarnos con lo que escuchamos, con qué dice, qué piensa, qué siente el<br />
otro [...]; no tomarlo como personal”.<br />
• “Lo importante es cómo diseñamos actividades acompañados de la complejidad<br />
de ponerme en los zapatos del otro, en la vereda del otro” (aplausos de los<br />
participantes)”.<br />
• “No pensemos las cosas como bajada, veamos cómo los grupos llegan al saber<br />
participando, jugando con sus propios saberes. Tenemos que poder transmitir<br />
la impronta del proyecto”.<br />
De este modo, queda claro que el éxito de la capacitación docente (en relación con<br />
la modificación de prejuicios, preconceptos y la generación de una disposición positiva<br />
para formar en <strong>ESI</strong>), responde, por un lado, a la calidad del dispositivo de la capacitación<br />
(su diseño, metodología y materiales) y, por otro, se debe a la selección de un equipo<br />
de talleristas que conjugan un sólido bagaje en la transmisión de conocimientos, en la<br />
flexibilidad, la capacidad de empatía, la destreza para acompañar procesos grupales sin<br />
incrementar resistencias (más bien, logrando diluirlas) y todo ello desarrollado a partir de<br />
un enfoque holístico sobre la base de los principios de derechos humanos.<br />
5. Un balance: logros y desafíos de la formación<br />
docente<br />
La capacitación en Educación Sexual Integral supone una experiencia intensa para<br />
los y las docentes y directivos. Cuando llegan a las jornadas portan diversas inquietudes<br />
acerca de qué significa implementar la Educación Sexual Integral: “qué se debe enseñar”<br />
y “quién debe enseñar”. Es frecuente el desconocimiento de las normativas vigentes (el<br />
marco legal y los lineamientos curriculares básicos) y, en consecuencia, la creencia de<br />
que la decisión de brindar o no <strong>ESI</strong> en las aulas es personal o, a lo sumo, de cada escuela.<br />
Estas perspectivas se expresan, con frecuencia, en una serie de resistencias de distinto<br />
orden. Las de tipo ideológico o moral, identificadas con una perspectiva normativa de la<br />
sexualidad que objeta la transmisión de contenidos y enfoques integrales de la <strong>ESI</strong>; las<br />
de tipo “operativo”, que reflejan la preocupación según la cual la <strong>ESI</strong> afectará su planificación<br />
y el trabajo en el aula; las resistencias que indican temor frente a la reacción de “las<br />
familias” si se enseñan contenidos de <strong>ESI</strong>; y las relativas a no considerarse (los y las docentes)<br />
competentes para ofrecer contenidos para los cuales “no se encuentran preparados”.<br />
Si tenemos en cuenta esta foto inicial, los logros alcanzados son muy significativos.<br />
La evaluación de la formación docente realizada por las y los propios participantes,<br />
mediante la escritura de cartas dirigidas a colegas que no participaron del proceso de<br />
Balances y desafíos de la implementación de la ley (2008-2015)<br />
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