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SUJETOS POLÍTICOS Isabel Rauber

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134 Sujetos Políticos<br />

(municipal, comunal, estadual, provincial, nacional). El proceso<br />

de vida y desarrollo de la sociedad resulta fuera de su alcance y<br />

comprensión, y se le presenta como ajeno a su cotidianidad. Este<br />

extrañamiento o ajenamiento político se consuma una y otra vez<br />

mediante la reiteración de las prácticas de despojo (y delegación)<br />

que se conjugan y retroalimentan en cada acto (y estructura) de<br />

representación políticas así concebidas, interrelación fracturada<br />

que se profundiza aun más en las actuales democracias de mercado,<br />

que tornan a las sociedades en incomprensibles y hostiles a<br />

los propios ciudadanos que las construyen y dan vida con su trabajo<br />

y espiritualidad.<br />

Todo despojo de derechos, de facultades, de espacios, etcétera,<br />

supone (e impone) la delegación de los mismos hacia quien<br />

despoja y viceversa, a escala individual y colectiva. Y esto se produce<br />

y reproduce en los diferentes sectores de la sociedad, como<br />

parte de la ideología y cultura hegemónicas del poder y —por<br />

ende—, también de la contracultura, la que germina (solo) como<br />

respuesta (reacción) a la dominante, y que —como toda negación—<br />

lleva implícita los rasgos fundamentales del fenómeno que<br />

niega. Es por ello que la contracultura que se gesta por oposición,<br />

hereda gran parte de la lógica de funcionamiento del poder y de la<br />

cultura que rechaza. Al no construir una cultura propia, diferente,<br />

radicalmente transformadora y removedora de lo viejo, el horizonte<br />

político de las fuerzas sociopolíticas opositoras se agota en la<br />

(pequeña) aspiración corporativa de convertirse en poder hegemónico<br />

una vez que la «tortilla se vuelva».<br />

En este sentido, entiendo la reflexión de István Mészáros<br />

cuando señala que el modus operandi de los partidos políticos de<br />

la clase obrera fue marcado por la oposición a su adversario político<br />

dentro del estado capitalista, para la cual se crearon y desarrollaron.<br />

De esa forma, explica él, los partidos políticos obreros, también<br />

el leninista, espejaron en su propio modo de funcionamiento<br />

y articulación, la estructura política subyacente (el estado capitalista<br />

burocratizado) a que estaban sujetos.<br />

El centralismo democrático como base lógica de la estructuración<br />

de dichos “partidos de nuevo tipo”, y como base de la<br />

formación y caracterización de su militancia, en casi un siglo de<br />

prácticas de diverso corte y alcance, desnudó el rostro verticalista-autoritario<br />

de una democracia centralista –aunque popular

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