SUJETOS POLÍTICOS Isabel Rauber
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6. Otra tareas estratégicas<br />
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de actuar, lo que se dice con lo que se hace, que propugna la<br />
estafa como valor de toda relación social e individual, ser coherentes,<br />
estimular relaciones solidarias y de respeto entre los seres<br />
humanos, resulta alimento de la fantasía, el deseo y la voluntad<br />
colectivas, fuente de energía y fuerza para continuar.<br />
Tomar en consideración los símbolos creados y empleados por la población<br />
Cada día resulta más importante tener en cuenta los símbolos<br />
que se emplean en la protesta o como mecanismo de protesta, e<br />
identificar entre ellos cuáles son los que contribuyen a construir<br />
o consolidar identidades. Antes de ceder a la tentación de inventarlos<br />
individualmente, es recomendable atender, en primer lugar,<br />
a los símbolos que son parte de la cultura de los sectores<br />
participantes en el conflicto, la demanda o propuesta políticosocial<br />
de que se trate.<br />
En este, como en muchos ámbitos del quehacer político, vale<br />
recordar a Mariátegui. Para él, una procesión religiosa, por ejemplo,<br />
era también una manifestación, por lo que concebía posible<br />
entroncar los hábitos movilizadores de la religión con los objetivos<br />
liberadores. Para él, “La fuerza de los revolucionarios no está<br />
en su ciencia; está en su fe, en su pasión, en su voluntad. Es una<br />
fuerza religiosa, mística, espiritual. Es la fuerza del Mito.” [Mariátegui<br />
1982: 22]<br />
CONSTRUIR UNA NUEVA SUBJETIVIDAD<br />
Una nueva subjetividad humano-revolucionaria está en gestación.<br />
Ella apunta, en primer lugar, a construir una ética humano-social<br />
solidaria. Sería errado cerrar los ojos a la realidad de<br />
los efectos devastadores del capital que se producen incluso al<br />
interior de la clase obrera, de cada trabajador. Su reducción y<br />
atomización permanente (al igual que en otros sectores sociales<br />
vinculados al mundo laboral) va acompañada de una fuerte<br />
inyección de individualismo, vinculado irracionalmente a la<br />
sobrevivencia. Esta situación obliga a cada trabajador a ver en<br />
sus pares a un enemigo potencial de su puesto de trabajo a<br />
quien, por tanto, para “salvarse”, hay que destruir y aplastar,