SUJETOS POLÍTICOS Isabel Rauber
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1. Presentación de la problemática<br />
sinado y el pueblo rusos, podía desarrollarse –al igual que la economía-<br />
de modo “forzado”: de una parte, por los avances en las<br />
transformaciones económicas y, de otra, por la introducción -desde<br />
fuera- de los elementos de la conciencia de “clase para sí”, a<br />
cargo de los intelectuales y elementos pequeño burgueses. 8<br />
Estos planteamientos fueron contradictoriamente sostenidos<br />
y cuestionados por Lenin en su práctica de construcción revolucionaria.<br />
Si repasamos, por ejemplo, un texto como El Izquierdismo...<br />
podremos encontrar allí, a diferencia de sus posiciones resumidas<br />
en Qué hacer, la crítica a las intenciones vanguardistas<br />
(izquierdistas) de pequeños grupos, que pretendían -con sus prédicas<br />
y definiciones- suplantar la experiencia de lucha de las<br />
masas, proceso práctico imprescindible para su concientización<br />
política.<br />
Las polémicas en torno a esta cuestión fueron –y aún sonmuy<br />
intensas y han ocasionado no pocas fracturas dentro del<br />
movimiento revolucionario internacional. Baste recordar a G. Lukacs,<br />
en Historia y conciencia de clase, a K. Korsch, a A. Gramsci...<br />
cuyos planteamientos se identificaron luego como “marxismo<br />
occidental”.<br />
Pese a las críticas que cuestionaron estas decisiones y prácticas<br />
y pese a los planteamientos importantes relativos a la<br />
conciencia, la hegemonía y la democracia revolucionarias que<br />
tuvieron lugar en el seno del movimiento obrero revolucionario<br />
ruso y europeo, la tendencia que predominó y que se impuso<br />
–estalinismo mediante- como “doctrina marxista-leninista” durante<br />
el siglo XX, acuñó en las prácticas políticas de la izquierda<br />
como una situación “natural”, la suplantación permanente de la<br />
participación protagónica de la clase obrera, los trabajadores y el<br />
pueblo, por las decisiones del partido “de vanguardia”. Y acuñó<br />
también, consiguientemente, la convicción de que la ideología<br />
revolucionaria estaba ya total y universalmente elaborada, separada<br />
del curso de la historia y de las prácticas concretas de luchas<br />
de la masas obreras y populares, y contenida en un conjunto de<br />
libros consagrados –por el PCUS- como textos sagrados.<br />
8 Muy ilustrativo al respecto resulta repasar los ejes del debate acerca de la<br />
organización política y la clase obrera, que se desarrolló fundamentalmente<br />
entre Lenin y Rosa Luxemburgo, y que se sintetiza en el libro Qué hacer, de<br />
Lenin.<br />
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